Al individuo A le gusta el
individuo B. Realmente no es un acontecimiento digno de
estudio, porque el individuo A tiene una capacidad desconcertante
para prendarse de todo tipo de ser animado o inanimado.
Pero es que el individuo B tiene una sonrisa de alto voltaje; una de esas sonrisas que te
hacen sentir como si fueras la persona que justo se estaba esperando.
A procura no usar la palabra “adorable” para pensar en B,
porque considera que no tiene edad ya para hablar como un personaje
de Mujercitas. Prefiere considerar que B es de una
simpatía que casi raya el nivel de amenaza. Debería ser vigilado
por el CNI, el FBI y la CIA. Y además resulta que B está
bueno. O buena. Este es un caso hipotético. Cada uno que le asigne a
tal o cual individuo el sexo, la edad y la profesión que prefiera.
B tiene una pasión completamente
ajena al ámbito en el que nuestros dos individuos coinciden en
tiempo y espacio. Pongamos que es un loco del aeromodelismo, del
descenso de cañones o de la viola de gamba, camuflado detrás de un
quiosco de prensa, de un puesto de administrativo en la oficina del
Inem, o de una bata de farmacéutico/a. La gente tiene esa irritante
manía de ocultar vocaciones intensas bajo una máscara de
neutralidad. Pero resulta que A conoce la afición
sigilosa de B. Y a A le seduce especialmente el hecho de que allí
donde se encuentran, sólo con él/ella pueda charlar B un
ratito sobre el asunto, logrando así que unos pocos minutos de
martes plomizo se transformen en toda una luminosa mañana de sábado.
A se asoma con vehemencia a esa ventanita de intimidad. En el
tiempo que duran cinco o seis frases, nuestros dos individuos forman
una cofradía a la que nadie más tiene acceso.
Se da la circunstancia además de que A
tiene cierta capacidad facilitadora con respecto a lo que a B
le apasiona. Contactos, conocimientos, influencia. Puede que a B
le chifle correr y que A sea fisioterapeuta; que escriba
poemas desde los ocho años y que el cuñado de A trabaje en
una editorial; que la pesca submarina le quite el sentido y A
tenga un barco. A se recrea en ese pequeño poder que, al
mismo tiempo, pone en entredicho su ego. Porque ¿y si resulta que el
encanto de B responde nada más que al interés? ¿Y si su
sonrisa hipercalórica es como un faro que ilumina sólo el perfil de
aquella dichosa afición? ¿Y si hay unas manecitas ocultas que se
retuercen bajo la alegría que le produce ver a A llegar a
comprarle el periódico, sellar el paro, o llevarse lo que su
tratamiento para la alergia requiere?
Visto este caso hipotético, ¿qué podemos
pronosticar sobre la naturaleza de la relación y el comportamiento de
nuestros dos individuos? Elija la respuesta que considere correcta:
a) La cuestión se reduce a que el
individuo B es patológicamente simpático/a, no sólo con A,
sino con todo bicho viviente.
b) Al individuo A le va tanto el
drama que se pondrá a sí mismo/a en la tesitura de elegir entre el
orgullo o la atracción.
c) Al individuo B le mola A
también, por lo que sea, pero, sobre todo, porque compartir con
alguien aunque sea sólo un ratito de la propia pasión contagia a
ese alguien del brillo que uno le otorga a lo que le apasiona. Parte
de la química entre las personas puede achacarse a la monomanía
individual.
d) El individuo A llega a
comprender que todo intercambio humano pasa por el filtro del
interés, y que él/ella no se está comportando precisamente como
Vicente Ferrer/ La Madre Teresa. Se ha prendado de B porque le
presta atención, porque es un/a yonqui de la gente simpática o
porque, en una coyuntura un poco menos hipotética, no le importaría
zumbárselo/a.
e) El individuo A decide adoptar
la pasión de B y convertirse en su hada madrina, porque lo
que haya detrás de una sonrisa perfecta no importa tanto como la
propia sonrisa. Tal vez un día el karma le premie y alguien se
encargue de allanar su pasión.
Optaremos por e) que la bondad humana me seduce (y el karma es un factor a tener en cuenta).
ResponderEliminarNo importa el motivo si la relación es agradable y buena...
Besos
Mis preferidas son sin duda alguna la C y la D. ¡Mola!
ResponderEliminarNo puedo elegir una, creo que tanto en a A como a B pueden convivir todas esas razones.
ResponderEliminarEstaría entre la c y la e... (creo)
ResponderEliminarSeré tocapelotillas...: yo creo que A está acojonadill@ y si le gusta B, debería decírselo pronto, más que nada para que esa relación deje cuanto antes de convertirse en una especie de contrato de compraventa para, aunque sea compartiendo lo mismo que hasta ahora, esa relación sea más transparente y sana, sea cual sea la respuesta de A.
ResponderEliminar(Yo no digo que sea fácil)