Mañana
vuelven los telescopios a los coches. Los siempre demasiados
kilómetros. El cuerpo lastrado por kilos de ropa, y a su pesar, los
vientos criminales en las carnes. Árboles de ultratumba. Tierra
endurecida. Manos lívidas. En los embalses, vaho acosando con
lentitud morbosa al aire. La atmósfera blanca e indiferente de un
thriller
nórdico. Mañana, en el trabajo, comenzamos el censo anual de aves
acuáticas. Podría ser excitante, pero la provincia de Granada no es
exactamente una orgía de biodiversidad al respecto. Observaremos y
haremos otra vez recuento de unos bichos que vienen a ser a la fauna lo
que Primark
a la moda. Fochas comunes, ánades reales, porrones comunes. El
adjetivo “reales” es maquillaje. Se refiere a un pato hermoso pero vulgar, o viceversa. Dame un socavón lleno de agua de lluvia en
una obra abandonada; dame la desembocadura maloliente de un arroyo y
te señalaré ánades reales. ¿Ves esos bichos negros y desaliñados,
su peculiar elegancia de quinceañero gótico? Cormoranes. Adocenadas
criaturas de pantano. Los miras calentarse las plumas al sol, en
grupo, y te preguntas cuándo dejó de soñar la naturaleza. Y sin
embargo, despiertan mi ternura. Posiblemente año tras año veamos
los mismos individuos. Pronto empezaré a ponerles motes particulares
y a inventarles parentescos y chismes.
Cuando
le cuento estos quehaceres, mi padre siempre aprovecha para mofarse
un poquito. Contar patos. O levantarse a la hora en que los borrachos
vomitan en los portales para contar conejos o zorzales. ¿Y
después de contarlos qué hacéis?,
me dice. Año tras año, como cuando cada 20 de diciembre el
telediario da la noticia de lo que ha subido el precio de los
percebes. Yo no le respondo, y en la habitación se queda flotando su
sospecha acerca de la dudosa seriedad de mi trabajo. Él disfruta
cuando de higos a brevas saca del armario su vena de
pragmático/enteradillo.
Pero
tengo que confesar que a veces esa sospecha cala en mí. No de que lo que
hago sea poco serio, sino de si merece la pena, objetivamente. Tanto
frío, tanta carretera, tanto condenado frío (Pongámosme en
contexto: a mí, sólo de buscar guisantes en el congelador, ya me salen
sabañones. ¿Vale?) De si, en el cómputo global de las economías
naturales, mis sudores y los de mis compañeros no supondrán un
coste prescindible. Nuestros dolores de espalda. Nuestras garrapatas.
Nuestras decepciones. Nuestras caras negras de humo. Nuestro horror a
que por culpa de una mala decisión alguien se nos queme en un incendio.
Nuestra soledad y nuestro desamparo. Nuestras amenazas.
Nuestra
duda terrible acerca de si lo que hacemos es tan valioso como para
asumir el riesgo de que te maten de un tiro.
Obviamente,
esa pena y ese dolor no se merecen. En absoluto. La defensa de la
naturaleza es un argumento tan abstracto frente a la feroz precisión
de la muerte, que no hay manera de utilizarlo como escudo. Ojalá no
hubiera que escuchar que hay causas dignas de que se arriesgue la
vida por ellas. A mi modo de ver, eso justifica en cierto modo la
violencia. Afirmar que el riesgo de morir absurda, negligente o
brutalmente, vale la pena es como querer blanquear la barbarie. Que
nadie ofrezca héroes a cambio de actos irracionales. Morir como mis dos compañeros de Lleida jamás valdrá la pena, y sin embargo.
Seguiremos
corriendo el riesgo. Tiene que hacerlo alguien. Tiene que haber quien
se ponga de parte de lo vivo. De lo débil. De lo que nunca se queja.
De lo que se envenena, se atropella, se desahucia, se mata de hambre,
se seca, se acribilla. De lo que no usa escopeta. De lo que hay que
observar y contar cada año, a modo de recordatorio de que no estamos
solos en este jodido y exclusivo planeta. Tiene que haber contrapesos
al hecho de que el ser humano pueda arrebatar la vida gratuitamente,
según razones que escapan de la lógica de los ecosistemas.
Tiene
que haber, ay, alguna esperanza.
Hermoso
ResponderEliminarUna maravilla.
ResponderEliminarMaravillosa la descripción de nuestro trabajo
EliminarMaravillosa la descripción de nuestro trabajo
EliminarSilvia, nos gusta mucho tu post, querrías publicarlo en la web de SEO/BirdLife? Escríbeme, por favor jorueta@seo.org
EliminarGracias Silvia por describir de esta forma tan hermosa nuestro trabajo, nuestra vocación. Seguiremos estando de parte de lo vivo, de nuestro único y bello planeta; y sí, hay esperanza.
ResponderEliminarGracias Silvia. Nuestra profesión es maravillosa, no dejes que nadie ni nada te lo ponga en duda. Sigue escribiendo así de bien.
ResponderEliminarMuy bien Silvia.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Lástima que las musas vengan de luto en ocasiones.
Un saludo.
Somos lo que queremos ser y hacemos lo que nos gusta hacer. Si hubiera Dios cada mañana le daría las gracias por ser Agente Forestal.
ResponderEliminarSaludos
Gran post, me ha hecho sentir empatía, enhorabuena. Hay muchos/as que sabemos que vuestro trabajo no sólo es necesario, es imprescindible, para TODO lo vivo, también para muchas personas...aunque ellas no lo sepan. Adelante. Saludos
ResponderEliminarSilvia, geniales tus palabras. Como mi trabajo es el tuyo/vuestro, te iba a decir que egoistamente espero que el contrapeso balancee hacia "sí! merece la pena!", pero conociéndote no me cabe la menor duda de que así será. Todos vosotros y vuestro trabajo siempre merecereis la pena. Así que venga! concéntrate en ese censo!. En serio, fuerza y coraje para seguir y luchar por unas condiciones de trabajo dignas. Besos miles. Irene (CAD).
ResponderEliminarMuy bueno, enhorabuena!!!
ResponderEliminarHermoso y verdadero. Gracias Silvia.
ResponderEliminarPrecioso y conmovedor.
ResponderEliminarEn cierto modo, es motivador leer tus palabras.
Gracias por tus palabras llenas de dolor y amor q nos empujan a ir hacia delante en un día en el que dos de mis buenos amigos, agentes forestales, van camino de Lleida para compartir el dolor con amigos, familia y esa naturaleza que hoy también llora ese abominable crimen.
ResponderEliminarSon momentos en los que a todos nos ha dado por pensar muchas de las ideas que tu reflejas. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSiempre merece la pena seguir, de eso no tengo duda.
Ante hechos bárbaros e inexplicables como los de los otros días, lo único que puede servir de contrapeso es hacer lo que nos corresponde a cada uno lo mejor que sepamos. Aunque falten las ganas!
ResponderEliminarPreciosas palabras Silvia, es normal replantearse cosas y más en momentos así. Ánimo a todo el colectivo, no es el momento de bajar los brazos.
ResponderEliminarPreciosas palabras Silvia, es normal replantearse cosas y más en momentos así. Ánimo a todo el colectivo, no es el momento de bajar los brazos.
ResponderEliminarGracias Silvia por recordarme con estas palabras porque decidí dedicarme a esto.No negaré que hay muchos días y muchos momentos,todos los dís, en los que estoy a punto de tirar la toalla, y leer esto me da oxígeno para seguir con esta maravillosa profesión. Merece la pena
ResponderEliminarGracias Silvia por tus palabras. Ha sido hermoso (y triste y emocionante a la vez). Y sí, yo creo que si que vale la pena hacer lo correcto.
ResponderEliminarSensible y sensato , no podia ser de otra manera cuando las palabras vienen de alguien que defiende la Naturaleza. Qué conmovedor! Cómo lo expresas! Qué bien elegidas las palabras y las ideas que muchos sentimos y compartimos! Gracias!
ResponderEliminarMe quito el sombrero. Gracias por expresar lo que muchos tenemos como en un nudo en la garganta después de estos asesinatos a sangre fría. El amor por nuestro entorno y su defensa es lo que nos hace cada día aguantar esos fríos, esos dolores de espalda en vehículos inseguros y sucios, llegar a casa con garrapatas o con el alma hecha añicos por un salvaje que se hace llamar persona. Xavier y David, desde donde estén, seguro que confían en que sigamos apostando por lo vivo, lo frágil, por lo que nadie protege... GRACIAS.
ResponderEliminarAnónimo 1, Enrique, Leonardo, Quicofco, Parentrene, Jesús María,Fuego_lab, Irene-de-mi-corazón, Alula, Unknown, Anónimo 2, Dolors (lo siento tantísimo), Gemma, mi Lectoraadicta, Cursoscriminalística, Juan Ramón, Anónimo 3, Mercedes Bayón, Esperanza....
ResponderEliminarRealmente me da apuro recibir feedback positivo a costa de un hecho tan terrible, pero después de leeros sólo puedo añadir: gracias de corazón por haberle hecho un huequito a mis palabras y haberme hecho recordar así que, mientras haya la menor oportunidad de comunicación, no andaremos tan vulnerables y tan solos. Gracias a todos por formar parte de un ecosistema amable. Gracias porque ya nunca se me olvidará que escribir y arremangarse en el campo y pasar frío y calor y ser un elemento minúsculo pero esforzado de algo más grande sí que merece, siempre, la pena. Y sobre todo gracias porque de algún modo esta manta hecha de pedazos individuales de dolor y compasión que tejemos hoy entre todos a lo mejor consigue darle un poco de calor, un mínimo consuelo, a los amigos, los compañeros, los seres queridos de David y Xavier.
Estamos con todos vosotros. Somos vosotros.
Mucho gusto me ha encantado conocerte Tu estilo me gusta franco abierto fácil de leer un abrazo desde Miami
ResponderEliminarComo me ha gustado. Un placer tener compañeras como tú.
ResponderEliminarHermosa forma de expresar lo que hacemos y sentimos. Gracias, compañera
ResponderEliminarEmocionante...(prima linda)
ResponderEliminarPues que gracias, de verdad que si. Lo q dices de nuestro trabajo y todo lo q lo convierte es único, hermoso. Sirve para esta desgraciada y triste ocasión y sirve para muchas otras, sirve para llevarla al lado, con la emisora, los prismáticos, la divina soledad
ResponderEliminarGracias Silvia, de corazón y desde el corazón gracias.
ResponderEliminarme gusta, me duele la espalda
ResponderEliminarComo siempre, y tal y como te dejé, sigues escribiendo con una facilidad tan profunda, que me sigues asustando. Me alegro mucho por tu, juju, éxito. A pesar de la razón de éste.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=9BnB7cHY5dc
Reencontrarme con un viejo suministrador de canciones abrecarnes: eso sí que es un éxito sin juju, y una alegría.
Eliminar