“...se enfrascó tanto en su internet,
que se le pasaban las noches fisgando de claro en claro, y los días
de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho navegar, se
le secó el selebro de manera que vino a perder el juicio (…) En
efeto, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco
al mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república, organizar
su año venidero de acuerdo a una serie de quehaceres concretos,
olvidando que el tiempo difícilmente puede ser embridado por mano
humana. Despreció pues el arrollador imperio del Azar, y jactándose
en cambio del de su empeño, se sacó del magín un coloreado
calendario que, más que ninguna otra cosa, le habló al mundo a las
claras de su fatuidad.”
(Las
aventuras de la ingeniosa bloguera Doña Pijota de la Mancha)
El fondo para tanta tontería salió de aquí |
Decidiose así dedicar el mes de Enero
a la Imagen, consistiendo ello, no en teñir su
frondosa cabellera de rubio platino, o en gastar sus pocos maravedíes
en las rebajas, sino más bien en la adquisición de un ingenio
fotográfico que pudiera conducir con docilidad, y de una serie de
conocimientos mágicos con los que poder alterar la realidad de las
cosas, misión para la cual pensó en hacerse con el control de la
famosísima varita llamada Photoshop.
El breve Febrero resolvió someter al
arbitrio absoluto de la Escritura, proponiéndose a tal
efecto el glorioso reto de escribir todos los días.
Marzo ventoso habría de ver cómo
sus poderosas extremidades inferiores se volvían aún más elásticas
de lo que de natural daban, y cómo sus birriosos brazos ganaban en
robustez, gracias a ciertas técnicas milenarias de Yoga
que alguno de sus parientes bhramanes tendría a bien comunicarle.
Y demostrando a su entorno hostil que era
capaz de doblar el espinazo, y de arriesgarse a que siquiera una de
sus hermosas uñas se astillase, decidió consagrar el glorioso mes
de Abril a aprender el rudimento básico de las tareas de un
Huerto.
Al florido Mayo se propuso honrar
rememorando sus antiguos conocimientos de Botánica,
saliendo para ello más a menudo al monte, al soto, a la selva
rumorosa, guía en ristre, y bajo la oportuna tutela de los Sabios
Forestales.
Y aunque pudiera parecer redundante,
Junio sería sacrificado en el altar de la sabrosa Aventura.
Si bien Doña Pijota nunca desdeñó un desafío, en Junio no haría
otra cosa que probar, emprender, arriesgarse y aceptar que cualquier
parte de su anatomía se viera desollada, las posaderas, con el roce
de una montura, las manos, triscando por una vía ferrata, la
coronilla de su testa, con una estalagtita.
De Julio el sudoroso quedaría
eterna constancia, mediante sus denodados esfuerzos en la
domesticación de luces y ritmos, encuadres y vídeos. Cada una de
las andanzas de Doña Pijota habría de ser coleccionada e
inmortalizada mediante los ritos embalsamadores de la Fotografía.
El maduro Agosto canicular no
podría ser más apropiado para demostrar al populacho que, bajo su
armadura, Doña Pijota alberga las formas y ademanes de una dulce
sirena, y que domina grácilmente el arte complicado de la Natación.
Septiembre sería la época que
anunciara la vuelta de Doña Pijota a su empeño de desfacer
entuertos por exóticas tierras. Llegaría pues el momento de emular
a Odiseo, y emprender de nuevo Viaje.
Con el otoño volvería cierta
mansedumbre a sus andanzas, y con Octubre, la vocación de
servir, con redoblado ahínco, a sus semejantes. Sin ánimo de ser
celebrada por ello, dedicaría ese mes a alguna labor de
Voluntariado.
La caída de la hoja y el recogimiento
propio de Noviembre serían especialmente propicios para
iniciar un periodo de austeridad alimentaria. Granos, lácteos,
complacientes azúcares, habrían de ser apartados de su conocida
gula, por ver si semejante sacrificio le reportaba alguna mejora a su
piel castigada. Ya llegaría después la Navidad para compensar tan
rigurosa Dieta.
Y en el senil Diciembre, cuando el
cansancio empezara a hacer mella en ella, y diese gusto resguardarse
del hielo junto a las brasas del hogar, Doña Pijota se dedicaría a
las Manualidades, volviendo a desmentir aquel viejo
bulo de sus manos de trapo.
(Amiguitos
míos, Doña Pijota ha tenido a bien ponerme a su servicio de nuevo,
como escudera. Cuando estas letras leáis, ya estaré recorriendo los
escarchados campos de nuestra Mancha. Que el 2013 os mantenga de pie
y con las ganas nuevas)