Ya ha leído unas cuantas veces que el
año no comienza realmente en enero, sino en septiembre, como el
curso académico. Como los coleccionables idiotas. Como el
desconsuelo de programar el despertador de nuevo. Que ese es el
verdadero zarpazo en el calendario.
Porque de nochevieja al día siguiente,
¿qué es lo que se renueva? Si la sospecha de ser cómplice de un
delirio colectivo es la misma de todos los años. Si, para variar,
has vuelto a comer o beber demasiado. Si la certeza de que no hay un
hogar lleno de gente al que regresar con la mejor de tus intenciones
y lo peor de tu impaciencia está ya pasadita de moda. Llegas al fin
de diciembre empujando el año como Sísifo, pensando que tienes ahí
mismo la cumbre, que todas tus cargas están a punto de despeñarse y
que por fin vas a poder largarte a un spa a que te recompongan.
El cambio es una maniobra de marketing,
y sólo los simples tienen fe en que sus listas de propósitos
funcionen como norma para reinventarse. Hasta las instrucciones de
montaje de Ikea son más útiles.
Por eso yo debo de ser muy simple. Tengo
agarrada en las tripas una expectativa de muda. No sé tragarla ni
escupirla. Es una especie de mandato. Algo que me exige que cambie y
que ensaye soluciones imaginativas de mí misma. Y ando como los
naranjos, en los que han vuelto a salir azahares: perpleja. No sé
por dónde empezar a pasar el rodillo.
Hoy soy como uno cualquiera de nuestros
políticos.
Joter, Sila. Pajareando estoy yo, o está en mí, una sensación así desde hace tiempo. Y tampoco sé para dónde tirar. Reposo, espera... o viajar a una isla para aplicar perspectiva. Besos mil.
ResponderEliminarLo malo de hablar sobre esto es que siempre parece, y más que nadie, a ti misma, que partes desde una posición negativa, desde una frustración o un vacío. Y en realidad no es así, al menos en mi caso, o en este caso: es como una especie de borboteo volcánico. Una sospecha de que, vale, mola ser yo, pero ¿ no podría probarme alguna otra cosita, algo un poco loco como una falda-pantalón?
EliminarPero si tú me dices Formentera, lo dejo todo.
Un millón.
Así como tú, una inmensa mayoría.
ResponderEliminarSerá que los insectos somos el grupo animal más exuberante del planeta.
EliminarY cerraré los ojos para no ver cómo el
ResponderEliminarUniverso celebra ese cambio. Y los abriré cuando todo haya pasado...
Besos.
Guau. Eso suena a Milton, o Rilke, o..por lo menos. Qué grande.
EliminarOtro millón para ti, que hoy es día de repartirlos.