viernes, 5 de diciembre de 2014

Presentes

 
Como ayer fue mi cumpleaños, hoy tenía pensado escribir sobre regalos. Mis regalos. No los de este año, que oh uh oh ah, de nuevo, ni los de las anteriores treinta y cinco ocasiones. No sobre aquellos que te entregan pulcramente envueltos en papel de colores y un estuche exquisito de amor y dedicación. Quería escribir sobre los regalos callados que cada año se saltaron el pequeño y bonito bochorno del soplado de velas. Los que han venido a mí a destiempo, sin ceremonia y sin pretensión de ser devueltos. Sin que apenas me diera cuenta de ellos. Los que llegaron tan de puntillas y encontraron tan buen acomodo en mi vida, que sólo después de un intenso ejercicio de consciencia he aprendido a no considerar como derechos irrenunciables.

Quería decir que en el año uno me regalaron tantas cosas preciosas que nunca podré compensar lo suficiente a mis padres: recibí un cuerpo y después la voluntad de moverlo; la luz, el calor y el aire; la excepcional confianza de que el cuidado nunca iba a faltarme. En el año dos me regalaron un bebé rubio y el dolor y la fortaleza de aprender a compartir el espacio en el corazón ajeno. En el año tres, el mar y unas primeras plantitas de memoria. En el cinco, el recuerdo de una abuela a la que conocí tan poco que casi se ha convertido en mi tótem de la ternura sin aspavientos.

En el seis, por fin los libros: el Robinson Crusoe que mi padre trajo al hospital donde me acababan de sacar las vegetaciones. En el siete, el Peñón de Gibraltar, o cómo la geografía se convierte en tribu. En el ocho, el regalo envenenado de la no pertenencia y el nomadismo. En el diez, el miedo a la gente y los arrestos de coger una bici y dejar a la espalda el pueblo materno.

Y así, cada año, uno, tres, cincuenta regalos inadvertidos. El campo y el monte. La amistad rara pero conmovedora. La disposición para el viaje. La compasión y la risa. Los amoríos de mentirijilla para maquillar una soledad verdadera. El desamor productivo. La generosidad del amor real que se abona día a día.

Quería seguir la serie hasta ayer mismo, pero nunca fui precoz para nada, salvo quizás para mostrarme terca, y la consciencia nunca fue mi capacidad más fina. Hay años que se han vuelto pastosos, trozos de tiempo que se han fundido como un queso olvidado en el horno y que no tienen ya forma. No importa. Conforme iba haciendo el repaso, el día que pasé ayer requería mi atención cada vez con más insistencia. Modesto y dulce como un mazapán, repleto de campo y sol y pájaros, de abrazos y gatos. Ahora la desmesura de la nieve al otro lado del balcón me ha aflojado mortalmente para el ejercicio de la memoria.

Tanto que sólo puede acabar de una forma, aunque suene manida y pastelosa: en treinta y seis años ha amenecido tantas veces que me faltan cifras para contar mis regalos. A partir de ahora, por cierto, preferiré llamarlos presentes.

8 comentarios:

  1. Qué bonito Silvia!
    Y qué años tan bien aprovechados y tan bien agradecidos.
    Un beso grande!

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  2. Buenooo!! muchas felicidades niña!! que sean como mínimo otros tantos más.

    Muy bonito post ¡sí señora!. Por cierto ¡vaya memoria!. Me quedo con lo de los presentes.

    Salud, orujo y que cumplas muchos más.

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  3. Me has dado ganas de hacer mi propia lista. Ya te contaré si he sido capaz.
    Abracicos.

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  4. Muchas felicidades tita S, eres un amor...

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  5. Mil gracias, caracolillas mias. Que duda cabe de que sois regalos. ¡ Litros de orujo y toneladas de salud para todas!
    (Lectoraadicta me debe una lista)

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    Respuestas
    1. - Silvia, hija mia, ¿no te di educacion? ¿Note vanaglorias por tu buen uso de la ortografia? ¿Es que te has convertido en la Pablo Iglesias de los textos y los tildes ahora te parecen casta?
      - Dios me libre, Silvia. Solo es que el teclado de la tablet que me han regalado considera que las tildes son invento trasnochado.

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    2. Jajaja!!! ay! las tablets! yo no tengo prácticamente ningún símbolo de ortografía, me cuesta más escribir un punto que "esternocleidomastoideo".

      Salud!

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    3. Muy grande y muy literal.
      Nos van a regañar los Pérezrrevertes y los Marías!!

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