jueves, 1 de mayo de 2014

Que sí, que me voy


En el fondo el único cortafuegos válido ante la duda es un sí. Es algo que sabes íntimamente antes de que la indecisión se presente, un conocimiento que llevas de serie y que, sin embargo, sólo se actualiza con la experiencia de titubear. Así que tienes que pasar por ello: tienes que gastar toneladas de energía mental y tranquilidad sopesando, haciendo cábalas y cálculos, imaginando, repasando pros y contras, dando barrigazos en la cama, lloriqueando, hartando a los que te escuchan, recelando, posponiendo, parándote y avanzando, volviéndote a estancar.

Todo hasta llegar a esa premisa de partida que no dejaba de zumbar en tu oído a lo largo del proceso: siempre que dudes, terminarás eligiendo la opción afirmativa, aunque sea de modo precipitado y tajante. Aunque vacilar durante días sin cuento o permitir que tu cabeza hueca improvise termine teniendo el mismo desenlace atolondrado. Dirás que sí sin remedio, porque siempre preferirás una equivocación a la parálisis. Siempre confiarás en la puerta que se abre tras lo que aceptas. Quizás no puedas evitar la suspicacia de si esa puerta conduce a algún sitio, o se trata sólo de una salida de emergencia. Pero es que el no te mete de lleno en un callejón ciego. El no poda sin clemencia el árbol de la evolución.

Al final las razones a favor o en contra de lo que decidas dejarán de tener importancia. Da igual que las hayas pesado mil veces, y que en cada una de ellas la costumbre inclinara más la balanza que el cambio. Da igual la precisión con que intentabas cuadrar los balances. El sí es la fuerza de gravedad de tu cosmos mental. Y por eso, todas las listas repletas de motivos, todos tus discursos de persuasión, se amontonarán en el cajón adonde va a parar lo teórico. Dirás que sí, y en el camino de la experiencia, descubrirás tu verdadera intención.

Eso voy a hacer yo. Dentro de diez días me iré a Formentera. Sólo esperando a que zarpen los barcos, echando de menos, pedaleando, o poniendo los pies en remojo turquesa, corroboraré por fin que el sí siempre merece la pena.

7 comentarios:

  1. ¡Pues buena suerte! Ya nos contaras.

    (A mi las islas me gustan para un ratito, más de un mes... cansan.)

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    1. ¡Más de un mes, loco?! Si sólo me voy para una semana. Ya sé que he dramatizado un poco con la duda, pero alguna razón sí que tenía. Quizás lo cuente también.

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  2. Anónimo entre comillas03 mayo, 2014 22:43

    Ese "sí" me parece una estupenda elección, como la isla y la compañía.
    Bubo, el tuyo reciente ¿no?

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  3. Comparto la sensación de que para muchas cosas sabes que es un SI desde el minuto uno, pero es necesario que macere, por lo que sea.
    Insisto también en que uno va p´allá y a ver qué pasa.
    Yupi!!!!, anyway!

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    1. Lo sabía desde el minuto cero, pero tengo una gran imaginación para las excusas.

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