viernes, 10 de febrero de 2012

Cucu


Cada vez que escucho, leo o pienso la expresión “pájarocuco” se me pone la cara todavía más simpática. Es un apodo que inventamos mi madre y yo en una de aquellas viejas siestas que echábamos las dos en el sofá, en la época en que me preparaba las oposiciones, o quizás después, cuando en los descansos del trabajo volvía a Estepona, ansiosa de hogar. Ella se acurrucaba en uno de los extremos del apaleado sofá, y yo colocaba la cabeza en su cadera, hasta que el riego sanguíneo de sus muslos se colapsaba. Entonces ella trataba de ponerse boca arriba y yo me retrepaba un poco hacia su regazo y, en el transcurso del leve forcejeo que suponía el replanteo de posturas, quedaba claro que mi mamá se había quedado pequeña en relación a mi tamaño. Yo parecía exactamente el cuco embutido en un nido minúsculo, alimentado por una minúscula madre.



Es por eso por lo que este bicho miserable me cae tan bien. Criatura excepcional, el cuco. Para los que os dormíais con los documentales de La 2 (nosotras lo hacíamos con el programa de Juan y Medio. Sin más comentario), recuerdo que el cuco ha hecho del oportunismo brutal su estilo de vida. Antes que los concejales de urbanismo, o que los treintañeros españoles que, en aquellos maravillosos años pre-críticos, parasitaban la casa de sus padres. Mirad qué gracioso: la hembra va volando por ahí, y se dice para sus adentros, “anda, un nido de petirrojo, yupi. Oh, no, mejor todavía, un nido de bisbita, viva, viva”. El cuco le tiene una manía ciega a las bisbitas, porque agitan la cola más que las brasileñas en carnaval, y porque, francamente, con ese nombre, es para odiarlas. Bien, pues ve el nido, descuidado por la atolondrada bisbita, que debe de estar moviendo el culo por los trigales, y, a mí la Legión, se lanza en picado hacia él, y pone uno o dos huevos. Si da la casualidad de que la bisbita ya había puesto en su nido un proyecto de bisbitita, cosa bastante lógica, la fiera cuca lo lanza hacia fuera sin remordimientos. Como si no hubiera infierno para los pájaros. La cuca pone sus huevos, y se larga. Para siempre. Porque no tiene entrañas. Entonces llega la bisbita de su jarana, y demostrando su idiocia natural, se pone a incubar el huevo de la cuca, sin percatarse del cambiazo.

Pasan las lunas, empiezan a amarillear las espigas, y oh, los huevos del nido empiezan a eclosionar. Es posible que esta cuca en cuestión tuviera el instinto maternal de una hormigonera, pero a lo mejor no era tan abyecta, y ni se molestó en mandar de paseo a los huevos de la bisbita. Pero, ah, los cucos son malos desde el mismo momento de salir del cascarón. Normal, llegan al mundo con un trauma de dimensiones freudianas. El cuquito empieza a mover los hombros, como si estuviera bailando los “Pajaritos” de Parchís, hasta que, oh, vaya, pero si se ha caído un bisbitito o un huevo del nido, qué pena. Anda, otro fuera, vaya, pero qué torpón. Huy, hermanito, ¿tú también te has ido a tomar por culo caído? Perdona, me creía que ya sabías volar.

El pobre cuquito se queda solo. Y la bisbita, a lo suyo, dale que dale a la samba, sigue sin enterarse. Pero, aunque no sea el más espabilado de los pájaros, una vez que ve un pollo en el nido, sea el que sea, se convierte en una madre abnegada. El cuquito abre la bocaza, y la bisbita, rauda, le mete un gusano, una mosca. Y el cuquito siempre tiene la boca abierta, siempre. La bisbita no para. Adelgaza, ni tiempo le da para sentir nostalgia de sus dorados tiempos mozos. A veces parece como si el cuco, que se nos va haciendo un hombrecito, fuera a tragársela también a ella. Nuestro cuco se ha puesto tan gordo que se ha quedado empotrado dentro del nido, como un huevo pasado por agua en su huevera. Dentro de poco, si consigue zafarse de su vivienda, alzará el vuelo, y la bisbita lo mirará con los ojillos aguados, como diciendo “hay que ver, Manolo, cómo se nos ha puesto el niño. Con lo canijo que era de huevo”. No hay nada como una madre adoptiva.

Fin. Ahora ya entendéis de dónde viene la expresión “ser muy cuco”. Ahora se comprende por qué los relojes de cuco son tan siniestros. Y después de leer esta historia natural tan cargada de malestar psiquiátrico, no os extrañará el título de la película de Nicholson. Vale, muy bien, Silvia, me diréis, pero ¿todo este desfase ornitológico, a santo de qué? ¿Por qué nos castigas? ¿Sólo porque este fin de semana te toca trabajar otra vez?
Pues porque lo que yo pretendía escribir hoy, en realidad, era el post inaugural de una nueva etiqueta que se va a llamar “Artículos del pájarocuco” (queda raro decir “posts”), cuya filosofía se resumirá en el siguiente propósito: poner mis propios huevos en nidos ajenos. O sea, aprovecharme de ideas de blogs vecinos (con la salvedad de que mis fuentes no serán en absoluto tan memas como la bisbita). Parece ser que a esto, en el mundo de las interioridades virtuales, se le llama “meme”, y que se abusa de ello, así que no me pienso ruborizar demasiado. Además, la originalidad es una aspiración vana del ego, y yo empecé este año dando pasos (uno y medio, quizás, y muy chiquitos) por la senda del Buda.


9 comentarios:

  1. Los"Pajaritos", de Parchís? No hija mia,esa era de...como se llama esta mujer?.

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  2. Querida Bisbita, si eres capaz de copiar y pegar el enlace que te voy a poner a continuación, te darás cuenta de que, además de la señora María Jesús, también los Parchís nos castigaron la infancia a los cucos con sus Pajaritos.

    http://www.youtube.com/watch?v=Bo9h6iYTIeo

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  3. Y yo pensando toda la vida en el "Gavilán o Paloma", y ahora va a resultar que es "Cuco o Bisbita". Hay que joerse... con los pajaritos de Dios.

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  4. Anónimo entre comillas12 febrero, 2012 22:56

    Bueno, veo que también se le puede echar humor a la forma de contar ese cuento tan cruel de la naturaleza (los "okupas" humanos suelen elegir casas vacías). Me he divertido imaginando el documental en cuestión con la voz en off leyendo tu texto.

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  5. Paco Principiante, la vida íntima de los pájaros da para un etiqueta propia. O para un programa rosa.

    Comillas, querida, es una idea: quizás un día me anime a hacer vídeos tontunos doblados

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  6. es mi idolo el pajaro cuco

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  7. Una de esas genialidades naturales, Soy Yo

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  8. me he tronchaoooo con el post y con la foto, mare mía e l pájaro cucooooo!

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  9. Chispita, tú eres uno de los raros casos en los que dos pájaros cucos comparten nido

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