Tan blando, tan diminuto. Un comienzo que la primera levantera podría desbaratar. Casi un proyecto, una
vida que ha arrancado pero que no quiere alzar la voz por si acaso no
pasa de ensayo. Y sin embargo la alza. Perdido entre recortes de un
jersey viejo, arrulla de hambre y orfandad. Yo tardo en darme cuenta.
Pensaba que era uno más de los inquietantes zumbidos de un coche
artrítico. Olvidé que lo muy, muy pequeño también tiene su fortaleza.
Me pongo la caja que lo transporta en el
regazo. He tenido dolores de vientre más pesados, y eso que no soy
de ovario insurrecto. Pesa tan poco como tu propia sonrisa al
paisaje, reflejada en la ventanilla, como una sábana a la altura de
la cintura en las mejores noches de verano. No será muy profesional,
pero me rindo a la tentación de cogerlo. Un beso en la palma de la
mano: irresistible. Los ojos amarillos semiabiertos, cortos y
suficientes como un haiku. Tiembla. Su albornoz de plumón esponjoso
apenas oculta un apunte de plumas. Todo en él es transitorio, todo
milagroso. Agita las futuras alas. Me abruma llevar una semilla de
vuelo en la mano.
Y luego, ya en casa, porque dudo de que
aguante hasta mañana si no come, abro el balcón a una noche igual de nueva. De menú, trozos de pollo recién descongelado,
empapado en agua. Como pico materno, mis pinzas de depilar. No se extraña de nada. Abre una
boca que es pura exigencia. Cuando
aprieta la necesidad no hay miedo. Apunto la lección en mi libreta
mental. Y también esta: pocos actos de amor tan honrados y tan
accesibles como alimentar a otra criatura. Lo tendré en cuenta
cuando hacer la comida me dé pereza.
Pero en nuestro pequeño momento de intimidad no estamos solos. Desde algún ciprés de ahí enfrente, o desde los plátanos bajo los que se corre, se tontea o se distrae el nervio de los niños, podemos escuchar el radar del buen tiempo. ¿Es posible que nos hayamos mirado y entendamos? Si este pollo resiste y crece, en poco tiempo hará lo mismo: apuntalar las noches benévolas con su canto. Pregonar "aquí estoy, he vuelto, este sitio es mío, estoy dispuesto para empujar la rueda de lo vivo". Con una sola nota que repite y repite. Tan simple. Tan elocuente. "Inténtalo tú", parece decirme. A ver si eres capaz de decir tanto y tan relevante con tan poco.
Y seguimos comiendo los dos. Él pollo, yo asombro. Cuánto lleva este ser en la tierra, cuánto llevo yo. Un pompón de pocos gramos que ya viene programado de serie: volar, cazar, viajar a través de desiertos y mares, expresar, atraer, acoplarse, regresar. Tan diminuto y tan sabio. Y yo, que apenas sé moverme sin lastre ni tampoco enraizarme en un sitio; que no soy tan autosuficiente como pienso; que me cuesta distinguir el amor del apego: tan grande y tan sin terminar.
Autillo bebé después de cenar. Está claro quién manda |
¡Que ternura!
ResponderEliminarMaravilloso. Ojalá salga adelante :)
ResponderEliminarQue polluelo por favor!! (Emejoti)
ResponderEliminarSilvia, compañera, simplemente maravilloso, es un placer poder leerte
ResponderEliminarLa compasión será lo último que se pierda.
ResponderEliminarSi es que nos obligan a perderla.
Saludos,
J.
Emociona leerte.Un beso
ResponderEliminarSilvia,
ResponderEliminarPara mí un verdadero placer y un regalo de las redes que me llegó uno de tus textos de reflexión y cariño tras la muerte de unos agentes rurales en las montañas catalanas. ¡Cuánta belleza emanan de tus palabras! Nos alimentas con tus frases, con tus adjetivos, con ese observar la sencillez de lo diminuto. Me encanta este párrafo: "pocos actos de amor tan honrados y tan accesibles como alimentar a otra criatura. Lo tendré en cuenta cuando hacer la comida me dé pereza".
Y me quedo también con la poesía que se acurruca en tu "Me abruma llevar una semilla de vuelo en la mano."
Gracias por seguir compartiendo tu amor por las palabras y la naturaleza.
Qué suerte tengo de que me lean ojos buenos como los de mi autillo. Gracias, gracias, gracias a todos.
ResponderEliminarY si nos obligan a perder la compasión, José A,, daremos guerra.
Silvia... es abrumadora la sensación de ver tanta vida en un monitor.
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