jueves, 8 de junio de 2017

Reprogramando

 
Juguemos a una cosa. Contempla esta imagen. No, no sigas leyendo para ver de qué va esto. Tú contempla, y antes de volver a mí, verbaliza con tu garganta o en tu mente la primera palabra que te venga a la cabeza. La primera. ¿Puedes detectarla, disimulada entre la hojarasca de las respuestas consideradas? ¿Eres todavía capaz de reaccionar de manera animal, automática? ¿De percibir el reflejo previo a lo que de ti se espera? ¿Crees que la palabra correcta es, mmm, belleza? ¿Comunión, quizás? ¿Origen? ¿De verdad? ¿Crees en serio que hay una respuesta correcta?

Pues no la hay. El afán de corrección forma parte de un programa. Básico para la convivencia social, por cierto. Pero aquí estamos tú y yo solos. De cerebro a cerebro. O ni siquiera. En el momento en que me leas yo ya estaré lejos. Haciendo sentadillas, bailando, sudando en el sofá. Tu cerebro y mi eco, entonces. Cómo va a hacernos daño un poco de espontaneidad. Diarrea. Eso es lo primero que he pensado. Diarrea. Y tras un lapsus de elaboración de mí misma, intimidad. ¿Te das cuenta? La respuesta inmediata casi siempre es tosca. Pero ahí está, loca por decir sus verdades. En mi caso, que percibo el virus antes que la pureza. Antes que lo estético, el daño. Antes que el crepúsculo veo el prejuicio. 

Un hombre bebiendo, posiblemente desnudo, posiblemente negro. Un río y un día moribundo. La orilla se desdibuja: el contexto humano. Por un momento no hay pasado, no hay futuro, no hay lastres ni raíces. Tan sólo formas básicas: sol, agua, silueta. ¿Acaso no has vivido tú un momento parecido? En la playa, cuando no es de ni de día ni de noche. El tiempo de pronto no te atañe, ni tu lugar en el mundo, tu nombre o tu historia. Eres parte de eso, eres ni más ni menos que eso: luz que no hiere y agua. Estás entregado a lo primordial. Eres pura materia prima y, si quisieras, podrías ser cualquier cosa. Pero ese momento es lo contrario del deseo. No necesitas más de lo que tienes. Belleza. Comunión con el origen. Un pedazo en bruto de intimidad.

Escribo y así mi primera respuesta se ahoga. Escribo para ser quien quiero y no lo que he aprendido. Vi un río en la palma de una mano negra, y dije contaminación, porque estoy programada para que el edén me resulte inconcebible. Antes que en la comunión se me educó en el miedo. En la prevención del peligro antes que en la entrega. Escribo para rehacerme, para fabricar, aunque parezca paradójico, una nueva espontaneidad, más limpia, más libre de prejuicios. Elaboro para ser cada vez más simple. Para ver agua donde sólo hay agua. Para convertir en instinto la intimidad

3 comentarios:

  1. Ésta es la escritora que me embelesa, la que habla de nada y de todo... hermoso tu juego... https://youtu.be/G_c8r7to-4U

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  2. Esta tarde ..de paseo...sola en medio de la nada...rodeada de campo...una inmensa llanura y nadie alrededor..el cielo encapotado de bochorno..y el aire dandome de lleno en la cara..me he parado ..he abierto los brazos...he gritado..y ham caido gotas de lluvia sobre mi cara..he llorado..y me he liberado un poco...y he pensado q por un instante todo se paraba para mi.
    Siii..esos momentos a veces pasan..

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  3. Invertir en el programa de gestión para talleres nº1 en España..es invertir en el éxito de su empresa y en su imagen hacia sus clientes..

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