He pasado unos cuantos días acongojada,
seducida, aterrada; riendo con el corazón triturado y dolor en las mandíbulas, conmovida por este libro.
Gustazo de tentar libros de esta casa |
No voy a explicar de qué va, porque ya lo hizo Rosa Montero hace unos meses y la leyó medio España. Sólo
diré de pasada que ha dejado en ridículo lo que yo pensaba que era
la sinceridad en la escritura. Léelo si quieres sufrir en la carne y
los sesos y, a pesar de ello, seguir cantando por las calles.
Además, encontrarás cosas como esta
Para una persona que padece una
enfermedad mental no hay nada más aterrador que un sentimiento.
Y si compartes algo de genoma conmigo,
probablemente te quedarás pillado. Tratarás de hacerle un hueco en
tu mente a la posibilidad de que el paisaje innato de lo humano
pudiera resultarte ajeno. Perturbador. Un espanto. Que te asustara el
mero hecho de sentir calorcillo por un gato. Que el fastidio de
quedarte sin agua caliente en la ducha te arrastrara a un torbellino
digno de ser muestreado por Dante. Tal vez imagines lo que debe de
ser contener la respiración y permanecer inmóvil cada vez que la
sombra de una emoción se asoma a tu barrio. Lo que sería que a la
mínima gota de empatía, pesar, nostalgia o euforia los bajos de tu
mente se inundasen.
Luego quizás someterás tu corazón a un
examen. Rastrearás en tu interior ese tipo de sentimientos que para
que no te envenenen han de ser recubiertos con sebo. Criaturas
íntimas que al rozar tu conciencia te sobrecogen. No estamos
hablando de pena, sino de miedo. No puedes apuntarte la congoja de no
volver a abrazar nunca a alguien. Ni la rabia de haber dado muuuucho
más de lo que te dieron. Hablamos de sentir algo que te deje
paralizado.
A mí por ejemplo me asusta la sospecha
de que ninguno de mis sentimientos sea verdaderamente sincero. Que
reproduzco tristeza, amor o furia porque sé que eso es lo que de una
determinada interacción se espera. Que lo único espontáneo en mí
sea la aversión a dejar estar viva. Me aterraría saberme impasible.
Darme cuenta de que toda pasión es fingida.
Llevo ese miedo como una forma de
hipocondría. Sufriéndolo si lo pienso, aunque de sobra sepa que
el riesgo de frigidez tiende en mí a cero.
Pues me has tentado, me haré con él. Besitos.
ResponderEliminarA veces te da la tarde,pero es...lo quiero de amigo lamentable para siempre.
EliminarEl valor no es la ausencia del miedo, más bien, es la opinión de que otra cosa es mucho más importante que el miedo. - Ambrose Redmoon
ResponderEliminarPorque es como el dragón de los cuentos: esconde y protege las asuntos vitales.
EliminarEl valor no es la ausencia del miedo, más bien, es la opinión de que otra cosa es mucho más importante que el miedo. - Ambrose Redmoon
ResponderEliminar