lunes, 21 de diciembre de 2015

Muda

 
Ya ha leído unas cuantas veces que el año no comienza realmente en enero, sino en septiembre, como el curso académico. Como los coleccionables idiotas. Como el desconsuelo de programar el despertador de nuevo. Que ese es el verdadero zarpazo en el calendario.

Porque de nochevieja al día siguiente, ¿qué es lo que se renueva? Si la sospecha de ser cómplice de un delirio colectivo es la misma de todos los años. Si, para variar, has vuelto a comer o beber demasiado. Si la certeza de que no hay un hogar lleno de gente al que regresar con la mejor de tus intenciones y lo peor de tu impaciencia está ya pasadita de moda. Llegas al fin de diciembre empujando el año como Sísifo, pensando que tienes ahí mismo la cumbre, que todas tus cargas están a punto de despeñarse y que por fin vas a poder largarte a un spa a que te recompongan.

El cambio es una maniobra de marketing, y sólo los simples tienen fe en que sus listas de propósitos funcionen como norma para reinventarse. Hasta las instrucciones de montaje de Ikea son más útiles.

Por eso yo debo de ser muy simple. Tengo agarrada en las tripas una expectativa de muda. No sé tragarla ni escupirla. Es una especie de mandato. Algo que me exige que cambie y que ensaye soluciones imaginativas de mí misma. Y ando como los naranjos, en los que han vuelto a salir azahares: perpleja. No sé por dónde empezar a pasar el rodillo.

Hoy soy como uno cualquiera de nuestros políticos.

6 comentarios:

  1. Joter, Sila. Pajareando estoy yo, o está en mí, una sensación así desde hace tiempo. Y tampoco sé para dónde tirar. Reposo, espera... o viajar a una isla para aplicar perspectiva. Besos mil.

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    1. Lo malo de hablar sobre esto es que siempre parece, y más que nadie, a ti misma, que partes desde una posición negativa, desde una frustración o un vacío. Y en realidad no es así, al menos en mi caso, o en este caso: es como una especie de borboteo volcánico. Una sospecha de que, vale, mola ser yo, pero ¿ no podría probarme alguna otra cosita, algo un poco loco como una falda-pantalón?
      Pero si tú me dices Formentera, lo dejo todo.
      Un millón.

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  2. Así como tú, una inmensa mayoría.

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    1. Será que los insectos somos el grupo animal más exuberante del planeta.

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  3. Y cerraré los ojos para no ver cómo el
    Universo celebra ese cambio. Y los abriré cuando todo haya pasado...
    Besos.

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    1. Guau. Eso suena a Milton, o Rilke, o..por lo menos. Qué grande.
      Otro millón para ti, que hoy es día de repartirlos.

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