domingo, 20 de septiembre de 2015

Track 8: Hot dreams

 
Restregar la bañera con un estropajo, jugando a Jackson Pollock con el líquido azul que no se parece al mar más que en la mente fétida de los publicistas, y que da ganas de bucear, sin embargo, y escuchar esta canción entonces
 



E inmediatamente tener que pararme y considerar, mientras la espuma química se seca y deja un rastro de caracol en mis manos, que mis sueños calientes son muy poco elaborados. Mi erótica no tiene trama, y bastante poco que me importa, porque justo como se dice en este libro que leo a salto de mata: No existe historia ninguna. No se trata de la historia. Se trata del mundo que quita el aliento: ahí está todo. La historia no es importante: lo importante es el aspecto del mundo. Eso es lo que te hace sentir cosas. Lo que te hace sentir presente.

Así que mi fantasía carece de acción desquiciada y efectos especiales. No hay posturas retorcidas ni eso que tú llamarías morbo. No es una película X, sino la cajita de fotos pasadas de moda que podrías encontrar en un anticuario:

Yo explorando la cordillera de tu cuello doblado, el recuerdo de tu cola primate.

En un ascensor, tu brazo que pasa a medio palmo de mis dientes y, durante un cuarto de instante, la sospecha de que vas a pulsar el botón de parada.

Partir almendras en silencio, sentados en el suelo como niños amish; meterte en la boca tres o cuatro, y después barrerte las muelas con mi lengua.

Olerte en mi camiseta una hora después de separarnos.

Enseñarte y que me enseñes a hacer cosas íntimas, físicas y lentas: escalar o tocar el piano; ordeñar una cabra, darle la tensión justa a unas riendas, encontrar setas.

Clavarme las uñas en un muslo al recordar tu nombre junto a las higueras.

Bailar sabiendo que me miras en una noche sin vergüenza.

Conducir mientras dormitas en el asiento del copiloto con una mano posada en mi pierna.

Andar por la hierba contigo sin ropa interior ni zapatos: todo suelto bajo el vestido, arriba y abajo, sin más deseo por ahora que dejarlo libre y a su aire como un pequeño animal manso.

Tú estirándote en el monte, manchado de sol y de sombra. Tú saliendo del mar con las pestañas en manojitos. Tú caminando hacia las dunas, y una levísima inclinación de cabeza. Tú – en – el – cam – po.

Todo el tiempo del mundo para reinventar los nombres de nuestros huesos.


De eso están hechos los fotogramas de mis sueños: de un derroche de tiempo y un tú intercambiable.

4 comentarios:

  1. "Nuevas generaciones de lectores", dice un párrafo del comentario sobre ese libro: ahí dejé de leer. Ignoraba que unas u otras generaciones consideren cosas distintas sobre un libro, un cuadro, el arte. Así nos va, cuando nos ponemos a cuestionar esencias.

    ¿El libro en sí mismo? Bien, claro: si te ha inspirado esta entrada es que es bueno. Y a los críticos que les den.

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  2. ¡Cuidao! Que la entrada me la inspiró nada más que la canción. La cita fue acarreada por la corriente del texto a propósito de lo del aliento. Esa fue la palabra que se me enganchó: la erótica como suspensión de la respiración, más que como mecánica.
    ¿ Y el libro? Bueno, lo de ir con él a salto de mata se debe precisamente a que su tono lapidario y su estructura me resultan un poquito irritantes, y a que huele de más a justificación. Pero esa es otra historia. ..

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  3. Que la erótica está en todas partes o ninguna según se quiera.

    Que en el amor y el sexo nada esta escrito y mucho menos sobre frecuencias y/o apetencias.

    Ese "tú" tuyo tiene que estar bien contento de tenerte. De verdad.

    Salud y un abrazo niña, que no me he ido, solo estaba un poco ausente.

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    1. Ese tú mío a veces es más plural de la cuenta, un cóctel simpático de seres que me habrán tenido, sí, pero a los que nunca he tenido el gusto de tener.

      Y me encanta tenerte por aquí, de la forma que sea.

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