lunes, 24 de agosto de 2015

Lo bruto y verdadero

 
Y yo, que no dejo de hacer como que hablo y hablo; que confío de manera atolondrada en que mi visión, miope, sesgada, coloreada de una alegría o una emotividad bastante poco imparciales, ilumine recodos y zonas en sombra de tu vida.

Yo, que cada mañana me levanto cn el ánimo de quien baja al huerto a hacer la cosecha. Que voy por las calles con mi hucha para las colectas. Que luego me escondo en mi casa y lo escribo.

Yo, que voy a lo mío; que parece que sé expresar lo que siento porque en solitario soy moderadamente capaz de ordenar las palabras.

Yo en realidad quisiera que te sentaras a mi lado y me lo contaras. Eso que sólo tú sabes. Lo que dentro de ti es mercurio, miel espesa y picante. Lo que te empantana o te arde.

Si estuviéramos por ejemplo comiendo pipas en un parque, y tú me dijeras que quizás en octubre te apuntes a un gimnasio, y yo que en parvulitos me salté la lección de abrir cáscaras, y que probablemente tenga el intestino alicatado de porquería indigerible. Si nos quedáramos callados un instante mirando las hojas de los árboles, y luego siguiéramos enumerando planes de bricolaje casero o salidas al campo. Si llegara el momento en que los fantasmas de lo no dicho se hicieran demasiado indiscretos, entonces pasaría. No haría falta siquiera ser entrometida. No tendría que atracarte una confesión a mano armada. Simplemente me lo contarías.

Aunque no supieras que estaba ahí royéndote las entrañas. Aunque te pareciera una chorrada. Aunque sonara muy bestia. Serían tu cosa ambigua, tu memez, tu burrada. Un trozo vida bruta. A partir de ahí tal vez pudiéramos entre los dos hacer camino.

Y yo a cambio te lo diría. Lo que me ahoga y me quema. Lo que a veces me inflama. Toda esa dulzura, toda la codicia inexpresada. Porque tras la armadura de lo que escribo, balbucea un meollo. Algo que sólo merece ser dicho cara a cara, bajo una alfombra de cáscaras.

4 comentarios:

  1. Eso se llama amistad, creo.
    Besín.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y para mí es mucho más valioso que todo este rollo de escribir.

      Eliminar
  2. Qué sanadora es la expresión, copón. La única forma de liberar tensión en el meollo es darle una vía de escape y, como bien dices, la escritura, una vez experimentada, ayuda a ordenarse por dentro.
    No te preocupes por las pipas, se compran peladas y punto.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pero es que a mí a veces no me basta, y necesito de un tipo de expresión menos media por la distancia de yo-escribiendo, tu-leyendo.

      ¡Pipas peladas! El horror y el descontrol. De todos modos, a mí las pipas, ni fu ni fa. Pero si me pones cerezas...

      Eliminar