jueves, 21 de agosto de 2014

Nos escucharemos en el monte cualquier día de estos

 
Lo llamaré Camilo, por esas cejas imponentes que tiene, y esa cara de pocos amigos. No le reprocho nada: yo también, en su caso, hubiera tratado de mostrar una expresión brava, con tal de que nadie me oliera el miedo a lo desconocido.

No sé cuál es el alcance temporal y la calidad de la memoria de un pájaro. Camilo el búho joven ha recibido alguna que otra impresión a lo largo de su corta vida, pero ¿cuántas de esas vivencias adensan ahora mismo el amarillo de sus ojazos? Una caída en el vacío, un impacto que no fue fatal. El desamparo. Tratar de articular sonidos con una garganta demasiado verde y que arriba en el nido se desentiendan. La soledad. De repente, unas criaturas largas que se acercan armando un barullo insufrible. Tinieblas. Ah, la tregua consoladora de la oscuridad. Si yo no puedo ver nada, tal vez a mí tampoco me vea nadie. Pero espera, ¿y estos golpes, este traqueteo? Ah, no, otra vez la luz espantosa. Más criaturas largas y chillonas. Me meten comida en el pico. Tal vez no sean tan temibles. Comida. Comida. Más comida.

Algunos días le vienen recuerdos de aquel nido en las rocas, donde había gente de su tamaño y su forma. Allí olía mejor, pero donde ahora se encuentra no está mal del todo. Ha hecho ejercicio y se ha puesto fuerte. Ya es todo un hombrecito. No conoce los árboles, pero de alguna forma milagrosa o innata ha aprendido a volar haciendo quiebros, como si en su mente diminuta llevara una calcomanía del bosque. Y un buen día, la oscuridad parda regresa. La criatura larga que le daba de comer ratones lo ha encerrado en un sitio donde no puede moverse. Aquellos golpes que creía olvidados, aquel traqueteo...¿lospuede reconocer ahora?

Camilo está un poco nervioso. Dentro de su caja no para de soltar bufidos, como si ya se supiera de sobra el truquito de la noche falsa que hay en ella. En el tiempo que ha vivido entre humanos han debido de consentirlo. O a lo mejor es que su memoria no es tan corta. Estas cosas, estos vaivenes y ruidos, siempre ocurren después de algo muy gordo: un gran impacto, un abandono. ¿Qué es lo que tocará ahora? Por eso Camilo se toma su tiempo. Se ha abierto una rendija de luz en la caja, una luz espesa en la que sus ojos empiezan a intuir sombras. Como una vedette enseña una de sus patas y por fin, tras un momento de suspense, sale de cuerpo entero.

Erizado como si se creyera gato. Se le ve grandote e impactante, pero a mí no puede engañarme. Yo también he sido demasiado joven en lugares demasiado extraños. Reconozco la expresión de sus ojos grandes como monedas de dos euros, solo que mucho más brillantes. Los grandes ojos de las cosas que uno no sabe afrontar. El miedo a verte libre de pronto. La soledad. Todo eso que no comprendes. No deberíamos estar mirándonos, Camilo. La naturaleza nos ha diseñado para que no coincidamos más que de lejos. Tú reconoces la amenaza de mi especie, yo reconozco tu ulular. Poco más. Ya es hora de que nos separemos, amigo.

Camilo vacila, mira en torno a él, empieza a calibrar la geometría del paisaje. Mantiene esa mirada que quiere desafiante y se ve simplemente espantada. Cuando se acciona no sé qué resorte misterioso, levanta el vuelo de una vez por todas: las alas desmesuradas se abren, y ese cuerpo que parecía tan macizo levita. Del suelo al cielo sobre olivos viejos y encinas, sin emitir ni un sonido. Como una despedida definitiva o un te quiero que, sin ser pronunciado, se dibujase en el aire. Qué precioso silencio que ahora mismo es escudo, mecanismo de defensa, y que en poco tiempo será un arma de caza poderosa.

Se aprende esto liberando a animales salvajes: el miedo sabe marcar coreografías muy bellas.


Foto infame capturada de un vídeo de teléfono que no le hace justicia al Rey Camilo


4 comentarios:

  1. Anónimo entre comillas25 agosto, 2014 23:12

    Me hubiera encantado estar allí, pero bueno, me conformaré con leer el hermoso relato de los hechos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo un vídeo horrífero del momento, pero, sshhh, podemos hacer un trato. Que no se entere naide.

      Eliminar
  2. Así vamos por la vida :Procurando que no se noten nuestras indecisiones e inseguridades. Seremos muchos los que nos sentimos así, o les pasará a todos?.
    Pobrecicos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A algunos no les importa que el miedo se les pinte en unos ojazos amarillos e indiscretos. Algunos hacen cosas hermosas con el miedo.

      Eliminar