Leo
sobre un psiquiatra que se turbó al ser preguntado por el motivo que
le hacía levantarse cada día. Y comprendo su turbación. Se trata
de una de esas preguntas – corsé que nos dan forma y nos brindan
la posibilidad de ofrecer al mundo una figura envidiable. Una de esas
preguntas que permiten dar el salto abismal del sobresaliente mondo
al cum laude. Uno de esos must de la vida enderezada.
Una de esas trampas. Porque ¿quién no quisiera tener las cosas así
de claras? Despertar, y calzarte un propósito vital con energía y
diligencia, a la primera, sin equivocarte, sin ponerte la zapatilla
del pie izquierdo en el derecho, y viceversa, sin que unos tobillos
aún de trapo desfallezcan al primer intento de recuperar la postura
bípeda.
Sin
duda es atractiva, esa imagen de uno mismo bien vertebrada, sólida,
perfectamente programada como por un gurú de Silicon Valley. Simple,
elegante, espontánea. La iVersión de la vida humana. Uno se
levanta con su propósito permanentemente actualizado y puesto a
punto, amparado por algo así como una autosuficiente economía
espiritual. Conforme pasan las horas, un día tras otro, va tirando
de ese combustible limpio y renovable. Uno se levanta para hacerle la
vida fácil a los demás. Para coleccionar momentos de bienestar.
Para intentar la fundación de un tipo de persona un poco más feliz
y liberado, en la figura de sus hijos. Para ahorrar el dinero que le
permita largarse todos los fines de semana a un coto de caza
exuberante como el Paraíso. Para regalar amor; para acaparar amor.
Para afinar hasta el virtusionismo alguna de sus habilidades. Para
explorar el espectro completo de la experiencia. Para viajar; para
bucear; para escribir, pintar, cantar; para correr; para follar; para
dar de sí lo mejor.
Uno se
busca su próposito y su estímulo para remolcar el curso de los
días, y así se forja un carácter. Claro, a cualquiera le turba esa
misión. Cualquiera con el suficiente humor como para darse cuenta de
que en realidad la vida es un incidente fundamentalmente absurdo.
Pero con no tanto humor todavía como para que pueda reconocer sin
inhibición que uno se levanta por pura y pringosa rutina. He ahí
también uno de esos tabúes. Por imperativo habitual se levantan las
hormigas, los gorriones y los gallos. Los girasoles y las moscas. Las
mareas. El sol y las estrellas del cielo. Todos ellos abren y cierran
los ojos, o los cloroplastos, o lo que sea, de manera ciega y
esclava. Indigerible para una mente sapiens con vocación de
independencia.
Yo,
que tal vez me levanto sin saberlo para refinar día tras día mi
habilidad humorística, reconozco que no tengo un propósito claro.
Me levanto por hábito, como ser vivo que soy. Porque soy una máquina
más o menos eficaz todavía, que respira, digiera, excreta y tiene
capacidad para trasladarse por sí misma. Porque sigo ingiriendo alimentos y acumulando energía en las células, y soy incapaz de quedarme tumbada sin quemarla. Continúo por pura
inercia de haber nacido. Porque, debajo de la inquietud y la duda
y la avidez de crecimiento, cuento con un fondo bovino de alegría. Por sumisión al milagro de estar con vida.
¿Se atreve alguien a darme alguna razón más elaborada?
Incapaz soy de date razones más acertadas que las que expresas en tu último párrafo.
ResponderEliminarTrabajito cuesta, a veces, mantenerlas.
Besos.
Qué va, mujer: sentirse vivo es insólito pero sencillo.
EliminarPerdón, "darte".
ResponderEliminarYo, lo mismo, porque aunque nos empeñemos en pensar que todo lo que hacemos es único fruto de nuestra voluntad, como cualquier sistema, tenemos nuestros ciclos, unos más largos, otros más cortos. Así que sólo queda rendirnos a ello... y disfrutarlo.
ResponderEliminar(...in my opinion ;P)
Besitos
Más que en un ciclo, yo pensaba en una especie de razón basal: me levanto por lo que me dé la gana, pero ante todo, pero es lo que me toca como ser vivo.
EliminarSoy incapaz. Buenísima la entrada. Saludos,
ResponderEliminar¡Muchas gracias!
EliminarDe hecho, a veces la voluntad te pide que no te levantes, y te levantas (casi siempre), con lo que se demuestra aún más lo que dices.
ResponderEliminarHola (: A veces te leo, ¡buenas reflexiones y ejercicios de escritura!
Muchas gracias también! La voluntad pide el oro y el moro, y nosotros hacemos lo que podemos, y a veces hasta acertamos.
EliminarUn beso, Cristina.
Para mantener viva la curiosidad...
ResponderEliminarDe seguir encontrando
EliminarQueridíisimoo.