Me pregunto qué
habrán hecho todos estos años contigo. Qué es lo que habrá pasado
en tu mentón, en tus rodillas, en tu pelo. Me sorprendo a veces
pensando en ello, sobre todo cuando un sol imprevisto me embauca, y
me hace creer que el mundo acaba de salir recién hecho e intacto de
su embalaje. Miro la explosión de jaramagos, la sierra que me pone
en la imaginación fantasías de viajes australes, y aunque nada
tienen que ver con tu naturaleza salada, yo pienso en tu pelo. En
aquel pelo tuyo de entonces, cuando te lo dejabas un poco más largo:
los mechones trayendo un recuerdo del viento hasta en las tardes más
calmas; la nostalgia de la playa. Lo llevabas lavado por mil horas de
sol, y como el olor de la crema Nívea, era una síntesis de lo mejor
del verano, de los largos ratos de desnudez inocente pasados junto a
la orilla, puestos a secar en la arena, como sábanas. Me acuerdo de
tu pelo, y me pregunto si el tiempo habrá hecho la gracia de
respetarlo. Si la pugna entre canas y rubiez seguirá en tablas. Si
tu melena será todavía un desafío, o ya una reliquia. Si quizás
ese reloj biológico marcó ya demasiadas horas de sol.
Pienso en tus ojos,
y vuelvo a preguntarme si a ti también te habrá terminado tocando
pagar el peaje de la vista cansada. Imagino en la guantera de tu
coche el discreto estuche de unas gafas para ver de cerca, un par de
ínfima calidad, compradas con una graduación de serie en los chinos
o en una parafarmacia, como si la cosa no fuera realmente contigo, y
las palabras de los libros se emborronaran sólo de manera
circunstancial. Te veo poniéndotelas de manera furtiva,
quitándotelas con la misma coquetería fiera de quien rechaza la
mano de alguien más joven a la hora de subir una cuesta. Recuerdo el tinte grisáceo de tus ojos, y desde esta distancia nuestra
de kilómetros y años, intento adivinar si lo habrá aguado el susto
de ver a tus hijos crecer con prisa traidora.
Pienso en ti a
primera hora de la mañana. Si el despertador sigue atacándote por
la espalda, o si ahora eres tú el que espera a que te rescate de una
vigilia precoz y chivata. Si tu primera interacción con el día es
un suspiro de alivio o de cansancio. Si te mueve la fuerza de un
motor elegido por ti mismo. Si lo hace la inercia. Si alguna vez,
aún, sales de casa y todo te parece un acertijo recién formulado.
Pienso en ti al acostarte. En tus planes, en difusas nostalgias. Si
duermes vuelto hacia la mesilla de noche o hacia tu mujer. Si tu
cuerpo se mantiene todavía dócil y mudo. Si dejas para otra noche
el recuento de ciertos dolores sordos en las muñecas y las rodillas.
Pienso también un
poquito en mí, lo confieso. Quizás nos veamos un día de estos y
trates de engasutarme diciendo que no he cambiado. Y, sin embargo,
tengo ahora una vertebración que antes no tenía. Soy más sólida, más tranquila. Me he vuelto infinitamente más física:
recibo y regalo dosis de amor reales, en lugar de placebos, hago
cosas con las manos. Aspiro a construir y, con mis materiales de
fabricación casera, a veces lo consigo. He apartado de mí la
pasividad comodona del romanticismo y la fantasía. He aprendido a
ser elástica, a soportar y a recuperar el poder salvaje que me da la
conciencia de mi propia insignificancia. Me miro al espejo, y me veo
unos muslos respondones; los hombros convencidos de que pueden
superar su fragilidad; y un apunte de arruga junto a la comisura
izquierda. Estudio mi cara, y no encuentro ya pistas de la vieja
avidez.
Pienso así en
estos años, en lo que tanto tú como yo habremos cambiado. Y me
conmueve caer en la cuenta de que mi imagen de ti no ha envejecido.
Mi memoria embalsamadora te ha conservado gracioso, moreno y dorado.
Y probablemente a mí me vuelvan a flaquear las piernas cuando te
vea.
S... hoy me has fulminado.
ResponderEliminarMe encanta no, lo siguiente. Es, simple y llanamente, precioso.
Mil besos, pequeña.
Mira lo que pasó: recibí tu comentario en el móvil cuando todavía resonaba en mis orejas la canción de Of monsters and men que pusiste en el post de anteayer. Fue lo último que vio y escuchó mi ordenador ayer, antes de apagarse. Fue como un guiño.
EliminarMás besos para ti. Eres un amor.
Estoy de acuerdo con la señorita Ficticia, y eso que mis gustos son más sórdidos y pendencieros. Un placer haberla encontrado. Un solaz entre tanto desvarío.
ResponderEliminarBeso.
Conozco sus gustos, Sr. Kovacs: frecuentamos lugares comunes, y a veces me asomo a su ventana. Me alegra que usted se haya asomado a la mía, así que puedo decir que el placer es mío.
Eliminar(POr favor, recuperación del "usteo" YA)
Besos.
Me ha entrado amor lector. ¡Preciosísimo!.
ResponderEliminarEsa frase, Laura...Si me das tu dirección te mandó galletas termomíxticas.
EliminarLeyéndote he pensado que me gustaría saber -¿o no?- lo que piensan los que me ven después de un tiempo sin hacerlo, sobre los cambios que nos acometen y de los que no somos conscientes.
ResponderEliminar¿O no? Lo más seguro es que los que te vean así se hagan una segunda imagen demasiado apresurada y sucinta, y que luego la comparen con la imagen distorsionada que guardan de ti demasiado a la ligera. Las trampas de la percepción, chica.
EliminarLa mayoría tenemos una historia en la que nos preguntamos cómo habrá acabado todo. Cómo seguirá siendo. Cómo seguirá...
ResponderEliminarLo que ya es nuevo es esa forma tan acertada de contarlo.
Imagina cuando todas tus historias, salvo uno, han quedado tan abiertas que todo es un preguntar de esa guisa.
EliminarGracias,Paco P.
Hubiera querido decirte lo mucho que me han gustado estas palabras tuyas, y lo que duelen al recordar, también. Pero no sé escribir. Y como tampoco sé demasiado inglés, las canciones para mí tienen, casi siempre, un significado diferente al real. Ésta me transmite un sentimiento semejante al que me ha dejado tu post. Satellite "turning on my own". Espero le guste, Limonera. http://www.youtube.com/watch?v=oxswsAyZLhI
ResponderEliminarD.J., aquí me hallo, mirando Sierra Nevada por encima de la pantalla del ordenador, blandita de música. Por supuesto que me gusta. Tanto que me ha dado la idea de escribir un post sobre significados particulares de ciertas canciones de mi vida. Irá en la etiqueta de "Post dedicados".
ResponderEliminarY claro que sabes escribir, melón.