sábado, 9 de febrero de 2013

Que vienen los gatos


En la biblioteca, dos ojazos amarillos de gato sobre una portada me obligan a llevarme a casa el libro desde donde me están hipnotizando. Soy un gato, de Natsume Sõseki. Me importa poco de qué vaya, o que fuera escrito en los primeros años del siglo XX, que es una época que, literariamente, me da casi tanta grima como la decimonónica. Soy víctima de un hechizo. Al rato, para recuperar cierta sensación de control sobre mi voluntad, busco a Paula Fox, una novelista recomendada por mi futuro marido, Jonathan Franzen. ¿Y cómo comienza la trama del libro que he escogido, yo solita? Con la escena de una mujer que se agacha para acariciar a un minino callejero, y recibe un mordisco a cambio de su gesto de ternura. ¿Otro gato? Otro gato. En la realidad hay espacio para posibilidades y combinaciones infinitas, y que yo vaya a terminar sacando, de los pongamos que cinco mil libros que hay en la biblioteca, dos cuyos argumentos arrancan o gravitan alrededor de un gato, no es una casualidad insólita, sino un por-qué-no cualquiera.

¿Necesito colgar una foto de la camiseta que llevo ahora mismo, debajo de mi Sudadera de Chonidiva? ¿Se atreve alguien a adivinar su estampado? Efectivamente. El gato que cierra la trilogía. ¿Fetichismo post-bibliófilo? La saqué ayer del armario, así que no, en absoluto. ¿Casualidad? Por qué no.

Eso, o que los gatos tienen muy avanzado su plan para dominar el planeta Tierra. Dejadme que os abra los ojos, amiguitos. Debajo de esa perfecta levedad, de la inocente expresión facial que sólo parece reclamar un poco de comida y calor, de su manera talentosa, atenta y callada, de estar en el mundo, hay un demonio colonizador. A veces el disimulo se les hace imposible y, sentados en una postura que a los tontos humanos nos resulta filosófica, observan nuestras idas y venidas, nuestros afanes y torpezas, con un desprecio que acentúa el amarillo de sus miradas. Entonces es cuando entrecierran los ojos, y nosotros nos derretimos con ese gesto que nos parece de empatía o de gozo, cuando en realidad están pensando ya ajustaremos cuentas tú y yo, so plebeyo, tras el Advenimiento del Gato Imperator.

¿Que cómo he podido acceder a la verdadera naturaleza de sus pensamientos? Ay, ignorantes amiguitos míos. Porque los gatos no son tan cutres como para imponer su dominio sobre la base de la aniquilación humana. A ellos esos métodos les parecen propios de razas alienígenas incultas y propensas al espectáculo gratuito. Los gatos no van a destruirnos. Si acaso, y por su propia vocación de elegancia, sólo a aquellos elementos a los que los verdaderos sapiens sapiens ajusticiaríamos (con perdón por el plural) con nuestras propias manos. Esa es la buena noticia. La mala es que van a inocularnos parte de su genoma, y a convertirnos en seres híbridos. Lo bastante gatos como para que comprendamos sus órdenes sin necesidad de que se les mueva un bigote. Lo bastante humanos como para que sostengamos, con el sudor de nuestras frentes y las posibilidades de nuestros pulgares oponibles, su imperio de factorías de latas de paté deluxe.

Y me temo que a mí ya me han deshumanizado en parte. Por eso he empezado a comprenderlos. Por eso me parece escuchar en mi mente felinas órdenes telepáticas. Me están dictando su credo. Ronronea. (Y yo, en mi sofá, ggggrrrrrgggrr). Parasita el calor ajeno (todavía guardo, bajo la Sudadera de Chonidiva y la camiseta con la efigie de Mi Señor, el Gran Gato Imperator, el calorcito que, como un vampiro, he libado de la piel de Jose esta tarde, hasta dejarlo como un cubito de hielo). Obliga a los demás a que te pongan la comida por delante (hay está el susodicho siervo, lavando un pesebre de canónigos y rúcula) Impón sobre el resto del mundo tu voluntad de no hacer absolutamente nada (este post pasará a la historia como el primer acto heroico de resistencia contra la incipiente tiranía felina).


Sigue mirando, plebeyo

14 comentarios:

  1. Lo peor es que uno se deja dominar sin poner la menor resistencia, xD.

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    1. Ese es el poder de los bigotes y los ojos redondos adorables. Hay que ser muy fuerte para no rendirse al maligno sortilegio gatuno. Yo no lo soy, y mira en qué estado me hallo.

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  2. Casuality!!!, hace un par de semanas cogí de la biblio Botchan, también de Soseki y al lado estaba este libro gatuno del que hablas y me atrajo mucho. Mi atracción se debe a que estoy in love de los ibros de Impedimenta. Mi elección final se debió a la preciosísima portada de Botchan (un criterio como otro cualquiera). Mas, como ando reconciliándome con la novela pero aún no nos terminamos de entender, mi bonito libro volvió a su estantería tal cual. Aun no estamos preparados.
    Ya me contarás qué tal lo pasas con el gato.

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    1. Una experta en librerías y bibliotecas te asegura que el criterio de las portadas es el que se suele imponer en primer lugar. Y las de Impedimenta son tan chulas. Pero puedo decirte que, transcurridas unas siete páginas de historia gatuna, estoy por copiarte el gesto devolutorio.

      (Y si quieres un fogoso San Valentín novelesco, prueba con "Las correcciones", de Jonathan Franzen (quizás un poco largo para una reconciliación), o la que terminé hace poco (snif), "Todo esto para qué", de Lionel Shriver. Asín a bote pronto me sale.

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    2. Mmm, me lo apunto...y cuando vea el tochazo veré si merece la pena pasar página. Thanks!

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    3. El de Lionel es un poco más cortito. Y los señores de Anagrama deberían ir pensando ya en pasarme un aguinaldo.

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  3. Anónimo entre comillas10 febrero, 2013 23:08

    ¿Por qué ha de ser una mala noticia que vayan a convertirnos en híbridos? Yo ya lo soy, felizmente y pocas cosas me han dado más satisfacciones en la vida que el estrecho entendimiento con estas misteriosas criaturas.
    Dicho eso, es curioso que no me dejara seducir por el título del Soseki, habiéndolo tenido en las manos. Sexto sentido gatuno.
    Creo que esta semana acabo con tu futuro marido, que me va a durar casi más que el mío, joer.

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  4. Es que tú estás en un estado avanzadísimo de colonización genético-mental. (Entre tú y yo, mujer, tengo que hacerme pasar por una heroína defensora de la Humanidad, para que los bípedos se confíen y caigan como moscas ante el poder del Miau)

    Creo que la duración de la vida humana no está como para que la gaste leyendo el tochazo en cuestión. Cuando alcance las siete que me corresponden como híbrido, negociaremos.

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  5. Tú, cual abeja reina,lo serías del mundo gatuno.

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    1. Qué va, mujer, por ahí encima hay una que me supera

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  6. No entendiste. Quería decir que solo te gusta disfrutarlos.

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    1. Aviso para despistados: el alter ego televisivo de madrede es la Vieja del Visillo.

      Tengo que ponerte mi contrato de alquiler por delante, a ver si te enteras de que NO SE ME PERMITE la tenencia de mascotas peludas y vivas.

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  7. Jajaja... Te pasa como a mi querida"primi" (creo), nos encantan los mínimos pero no tanto como para tenerlos bajo adopción??? No sé, no sé... Escribes lo que más me gusta leer!!! Eres la única que me engancha a la primera!!
    Eme jota

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    1. A ver qué c---- sos pasa, que no sabemos leer, o qué. Mira encima de tu comentario, y date cuenta de que NO SE ME PERMITE TENER GATOS NI PERROS NI GANSOS NI BURROS NI KOALAS.

      (Pero tu última frase me ha llegado al fondo del cuore)

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