jueves, 30 de agosto de 2012

De verdad, fue mi clon, no yo

- Que sí, mujer, que estuvimos tapeando por el Albayzín, y luego nos llevaste a un garito muy underground que tenía santos dentro de hornacinas, como decoración.

- ( …......) - La cara de brótola que se le ha puesto es más elocuente que cualquier negación.

- Y dijiste que ya no te gustaba más. Que habías ido un montón, pero que lo underground te estaba empezando a cargar.

- (….......) - Le gustaría ser capaz de decirle a sus amigos que tienen que dejar de beber tanto zumo de zanahoria, porque el jengibre que lleva se les sube a la cabeza de mala manera, pero es que son dos, y ambos asienten cuando el otro recuerda, y parecen tener tan pocas dudas como un evangelista.

- Dijiste que esas demostraciones estudiadas de lo raro te daban dentera. Que los simples disfrazados de modernos disfrazados de folclóricos deberían ser exterminados.

- (….....) - Vale, reconoce que es capaz de expresarse con vacaburreces semejantes, pero no puede dejar de pensar que sus amigos se equivocan de persona - ¿Y dónde decís que estaba ese sitio? - se atreve a decir por fin, con timidez.

- Por el Paseo de los Tristes. ¿De verdad que no te acuerdas?.

- (…......) - alza la vista, como si esperase que el recuerdo fuera a caerle del cielo sin estrellas -  No, imposible, no era yo. Yo nunca he salido por ahí. Mi relación con esa parte de la ciudad es puramente turística.

De vuelta a la tierra, sus ojos captan un cómplice intercambio de miradas de perplejidad entre sus amigos. ¿Pensarán que les está tomando el pelo, que se avergüenza de algo? ¿ O serán capaces de creer que lo ha olvidado todo? Y en ese caso, ¿se sentirán molestos, divertidos, preocupados? ¿Pensarán que sufre de algún tipo de daño cerebral, o que, simplemente, es así de pintoresca? ¿O les irritará la idea de que aquella noche de hace cinco años que compartieron los tres no haya dejado la menor huella en su memoria? 

Todo lo que pasó después de esta tarde se ha borrado
 
Lo que mis amigos no sabrán – porque, evidentemente, la brótola c'est moi - es que este diálogo sembrado de puntos suspensivos se me ha quedado clavado, a modo de penitencia, en un surco muy superficial de mi cerebro. Desde hace una semana, cuando pronunciamos palabras y silencios muy parecidos a estos, vivo con la inquietante sospecha de que una parte de mi memoria ha sido lavada, por la CIA o por mi propia inconscienCIA. O con la todavía más inquietante sospecha de que estos dos, que duermen juntos desde hace cerca de diez años, han terminado desarrollando la rarísima capacidad de manipular creativamente y compartir sus recuerdos, durante las horas de sueño. Una especie de traviesa memoria en nube que flota por encima de su cama de matrimonio. Porque yo estaría dispuesta a pagar cincuenta euros al que me viniese con una foto en la que se me viera a mí dentro de ese OPNI (Odioso Pub No Identificado).

Y porque no no no me acuerdo. Y tendría que llegar ya el otoño y el cambio de hora para que yo me atreviera a responder a todas las preguntas que ese olvido flagrante me genera. Por ejemplo: si varias personas recuerdan versiones opuestas de la realidad, ¿hay realidad?. Si yo juro que nunca estuve en un bar que, según mi versión, podría fácilmente no existir, o existir en Singapur, y ellos pueden jurar que estuvieron allí conmigo, ¿quién estuvo realmente en un allí que no reconozco? ¿Tengo yo más derechos de autor sobre mi propia memoria que ellos? ¿Acaso los otros conocen mi historia mejor que yo? Entonces, ¿yo qué soy, la autora, la narradora, o el personaje, a secas, de mi vida? ¿Y quién me escribe? Aaaaa, que alguien me saque de este bodrio de novela existencialista, por favor.

El caso es que tanto no hace de aquella noche perdida. Cinco años. ¿Eso es mucho, es poco? Recuerdo perfectamente el mobiliario del piso donde vivía entonces, y los rincones donde se acumulaba inevitablemente la pelusa, y que el frontal del tercer cajón de mi cómoda, en el que guardaba los calcetines del uniforme, no terminaba de encajar entre el segundo y el cuarto. Y, sin embargo, por más que buceo, soy incapaz de encontrar ninguna imagen de mí misma desayunando en la mesa cuadrada que había entre el mueble de la tele y la cocina americana. Cinco años. Mucho tiempo, si considero que sigo madrugando por culpa del mismo trabajo que muchas veces fu, y, de vez en cuando, fa. Si me doy cuenta de que mis intereses primordiales siguen limitándose a leer, escribir, ver cada vez menos pelis, porque el tiempo aprieta, y reírme con quien encarte. Si mi círculo social o mis experiencias no terminan de parecerse a aquellos que iban a asistir a la fiesta en que se supone que iba a consistir mi futuro. Mucho tiempo, si pienso en todo eso de más que podría haber vivido o escrito, toda la energía adicional que podría haber dedicado a actividades con las que nunca me comprometí, todo el amor que tenía para dar y no di. Mucho tiempo, si me encontrase con alguna persona que no he visto desde entonces, y no fuera capaz de resumir lo que ha sido de mí durante esos cinco años, porque de mí no ha sido casi nada que sea digno de ofrecer grandes titulares. Mucho tiempo, comparado con la fecha de caducidad propia de un ser humano.

Poco tiempo, si me pongo a enumerar que, hace cinco años... Pero ¿no son esas las luces del alba, mi sultán? Mañana continuaré, para que este post no quede muy largo.


3 comentarios:

  1. Estos dos que hace ya casi diez años comparten camastro y otras tantas cosas, se reafirman: allí estuviste, y el lugar era hogogoso, y había una ventana que daba al río, y la memoria es así, así que esperaremos tu mañana con magdalena y té (bueno en este caso será mojito y tapa), para que un día, la cara del santo granadino vuelva a primer plano y nos arrastre a todos en una terrible epifanía con olor a hipster granadino...

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  2. Que puñeteros los recuerdos,como juegan con nosotros...o será al revés?.

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  3. Aaaaaahh, que no, Lisensiado Montoya, que no existe un lugar así en Granada. Que en Granada no hay ríos, sólo un canal y un riachuelito.

    ¿Se resolverá esta historia mediante la hipnosis, amiguitos?

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