1. Tengo que tender un pareo
impresentable en el suelo de mármol, tumbarme boca arriba sobre él
y maldecir con-cien-zu-da-men-te a este Calor Apocalíptico,
obligándolo a retroceder. Como si yo fuera exorcista. A lo mejor
juego, también, a que soy la silueta de un muerto dibujada con tiza
en el suelo.
2. Tengo que quedarme muy quietecita
sobre mi pareo, y estudiar el momento en que los efectos nocivos de
la torta de manteca y chocolate que me acabo de perpetrar para la
merienda se empiecen a manifestar sobre mi anatomía. Tengo que
comprobar si la culpa de que mis manos se vean milagrosamente (casi)
sanas, desde hace medio mes, es de los corticoides, de la Providencia
Universal, o del exterminio del azúcar en mi dieta.
3. Tengo que seguir muy quietecita sobre
mi pareo, e imaginar que soy como una caja fuerte de cristal, llena
de tesoros que podrían evaporarse, si me muevo. Tengo que hacer un
inventario mental de todas las playas donde me he bañado: Praia das
Maças, junto a Sintra, donde una vez había una niebla tan espesa,
que me sentí como una pequeña letra perdida en medio de una página
en blanco; aquella playa de la isla de Mljet, que la publicidad
turística vende como el lugar donde la ninfa Calipso enroscaba sus
divinos dedos en el pecho lobo de Ulises; Korçula, con sus aguas de
un turquesa imposible, o la sensación de haber puesto los pies en
Urano; la playa de La Línea donde las plantas de los pies a veces se
ponían marrones de alquitrán; las extravagancias geológicas del
Cabo de Gata...
4. Tengo que buscar desesperadamente el
lugar donde se han escondido mis antaño abundantes tetas, dentro de
las copas de mi antaño sexy sujetador.
5. Tengo que rastrear Internet en busca
de la Disciplina Deportiva Definitiva, esa que conseguirá que mis
dos mitades corporales, la escuálida superior, y la lozana inferior,
se fundan en una.
6. Tengo que limpiarme bien las gafas,
antes de confirmar que estos embriones de músculos que me han salido
en los hombros, con sólo seis clases de natación, no son un
producto de mi mente quijotesca.
7. Tengo que hacer unos calamares en
salsa, para así tener tiempo, mañana por la mañana, de escribir
algo medianamente decente, algo que no rezume esta sudorosa pereza
mental.
8. Tengo que hacer un plan para las
vacaciones de julio, qué se yo, qué se yo, a Holanda en bicicleta,
o al Périgord francés, o a cualquier sitio con hierba, lo bastante
convincente y manipulador como para engatusar a Jose.
9. Tengo que convertirme en una
Treintañera Sensata, y considerar la escasa o nula conveniencia de
todo plan de vacaciones que supere los límites territoriales de la
Península Ibérica, dada la manera salvaje en que mi nómina va a
quedar amputada a partir de julio.
10. Tengo que leer el millón de post de
retraso que llevo de mis blogs favoritos, y sentirme moderadamente
orgullosa de vivir en el siglo XXI.
11. Tengo por delante, todavía, más de
500 páginas de “Libertad”, de Jonathan Franzen, y soy tan
feliz-feliz-feliz. Igual que si me dejaran suelta un día entero en
el Corte Inglés con un cheque en blanco.
12. Tengo que volverme a quedarme
quietecita sobre mi pareo, y pensar en lo poco que necesito para
estar contenta, como penitencia por el consumismo escabroso que se me
ha escapado en el punto anterior.
13. Tengo que apuntar en mi pizarra de la
cocina, con unas gordas letras de tiza roja, esta frase que he
escuchado mientras me comía unos falafeles de boniato hechos con mis
manitas: “NO POSPONGAS LA ALEGRÍA”. La escuché en un documental
que La 2 reponía a semejantes horas intempestivas, sobre la historia
de dos mujeres americanas que se conocieron en los 60, y se amaron
todos los días a lo largo de cerca de 40 años, a pesar de los
prejuicios y de la esclerosis múltiple que acabó con una de ellas.
Vedlo, si podéis. A mí me costó
tragarme las cerezas, del nudo en la garganta que se me puso.
14. Tengo que darle un homenaje a mi
cuerpo serrano en forma de agua fresquita, cremas y masajes en los
dedos de los pies. Tengo que darle las gracias por ese trabajo
discreto suyo, porque respire, ande, digiera, perciba y recuerde sin
esfuerzo.
15. Tengo que hacer algo ocurrente con
los dos plátanos maduros que languidecen en mi nevera. No tan
ocurrente como alguna mente perversa pudiera imaginar.
16. Tengo que hacer una Lista de 20
excusas para no ponerme a rascar la grasa de los armarios de la
cocina.
17. Tengo que prepararme una sesión
golfa con sinfín de youtubídeos de Marc Anthony y Beyonce, y bailar
como una descosida en el salón, en bragas y sujetador, hasta que
Jose llegue del trabajo y me desaloje para ver el España-Portugal.
18. Tengo que vengarme de tal desalojo a
mi manera, o sea, recordándole una y otra vez, con ejemplos en
directo, la supremacía física del varón luso sobre el hispano.
19. Tengo que aplicarle la Solución
Definitiva a la cantidad de papelotes, avisos de Tráfico, recetas
apuntadas con la letra de los lunes, direcciones de internet,
tratamientos médicos, recortes de periódico, revistas que nunca
leeré, fragmentos de escritura que sólo desarrollaré en casos de
desesperación, listas de la compra, menús semanales, etc, que se
acumulan en ese mueble que llamo escritorio, a la ligera, porque
tengo el poco ergonómico vicio de escribir de rodillas y con el
ordenador sobre la cama.
20. Tengo que mirarme ahora mismo en el
espejo, y ver si se me nota en la cara la alegría como de travesura
que siempre me provoca escribir a pesar de mí misma.
Respecto al 4: Lo comparto, pero sustituyo la palabra "abundante" por "normal".
ResponderEliminarRespecto al 15: Mira esta página: http://eldelantalverde.wordpress.com/2006/11/06/bizcocho-de-chocolate-y-almendras/
Respecto a todo: Me gusta mucho!
Besos
Laura
Me gustaria para otro futuro post, leer las 19 restantes razones que te motivan a la hora de ponerte a escribir.
ResponderEliminarBesos saladísima.