miércoles, 27 de junio de 2012

20 excusas para no escribir


1. Tengo que tender un pareo impresentable en el suelo de mármol, tumbarme boca arriba sobre él y maldecir con-cien-zu-da-men-te a este Calor Apocalíptico, obligándolo a retroceder. Como si yo fuera exorcista. A lo mejor juego, también, a que soy la silueta de un muerto dibujada con tiza en el suelo.

2. Tengo que quedarme muy quietecita sobre mi pareo, y estudiar el momento en que los efectos nocivos de la torta de manteca y chocolate que me acabo de perpetrar para la merienda se empiecen a manifestar sobre mi anatomía. Tengo que comprobar si la culpa de que mis manos se vean milagrosamente (casi) sanas, desde hace medio mes, es de los corticoides, de la Providencia Universal, o del exterminio del azúcar en mi dieta.

3. Tengo que seguir muy quietecita sobre mi pareo, e imaginar que soy como una caja fuerte de cristal, llena de tesoros que podrían evaporarse, si me muevo. Tengo que hacer un inventario mental de todas las playas donde me he bañado: Praia das Maças, junto a Sintra, donde una vez había una niebla tan espesa, que me sentí como una pequeña letra perdida en medio de una página en blanco; aquella playa de la isla de Mljet, que la publicidad turística vende como el lugar donde la ninfa Calipso enroscaba sus divinos dedos en el pecho lobo de Ulises; Korçula, con sus aguas de un turquesa imposible, o la sensación de haber puesto los pies en Urano; la playa de La Línea donde las plantas de los pies a veces se ponían marrones de alquitrán; las extravagancias geológicas del Cabo de Gata...

4. Tengo que buscar desesperadamente el lugar donde se han escondido mis antaño abundantes tetas, dentro de las copas de mi antaño sexy sujetador.

5. Tengo que rastrear Internet en busca de la Disciplina Deportiva Definitiva, esa que conseguirá que mis dos mitades corporales, la escuálida superior, y la lozana inferior, se fundan en una.

6. Tengo que limpiarme bien las gafas, antes de confirmar que estos embriones de músculos que me han salido en los hombros, con sólo seis clases de natación, no son un producto de mi mente quijotesca.

7. Tengo que hacer unos calamares en salsa, para así tener tiempo, mañana por la mañana, de escribir algo medianamente decente, algo que no rezume esta sudorosa pereza mental.

8. Tengo que hacer un plan para las vacaciones de julio, qué se yo, qué se yo, a Holanda en bicicleta, o al Périgord francés, o a cualquier sitio con hierba, lo bastante convincente y manipulador como para engatusar a Jose.

9. Tengo que convertirme en una Treintañera Sensata, y considerar la escasa o nula conveniencia de todo plan de vacaciones que supere los límites territoriales de la Península Ibérica, dada la manera salvaje en que mi nómina va a quedar amputada a partir de julio.

10. Tengo que leer el millón de post de retraso que llevo de mis blogs favoritos, y sentirme moderadamente orgullosa de vivir en el siglo XXI.

11. Tengo por delante, todavía, más de 500 páginas de “Libertad”, de Jonathan Franzen, y soy tan feliz-feliz-feliz. Igual que si me dejaran suelta un día entero en el Corte Inglés con un cheque en blanco.

12. Tengo que volverme a quedarme quietecita sobre mi pareo, y pensar en lo poco que necesito para estar contenta, como penitencia por el consumismo escabroso que se me ha escapado en el punto anterior.

13. Tengo que apuntar en mi pizarra de la cocina, con unas gordas letras de tiza roja, esta frase que he escuchado mientras me comía unos falafeles de boniato hechos con mis manitas: “NO POSPONGAS LA ALEGRÍA”. La escuché en un documental que La 2 reponía a semejantes horas intempestivas, sobre la historia de dos mujeres americanas que se conocieron en los 60, y se amaron todos los días a lo largo de cerca de 40 años, a pesar de los prejuicios y de la esclerosis múltiple que acabó con una de ellas. Vedlo, si podéis. A mí me costó tragarme las cerezas, del nudo en la garganta que se me puso.

14. Tengo que darle un homenaje a mi cuerpo serrano en forma de agua fresquita, cremas y masajes en los dedos de los pies. Tengo que darle las gracias por ese trabajo discreto suyo, porque respire, ande, digiera, perciba y recuerde sin esfuerzo.

15. Tengo que hacer algo ocurrente con los dos plátanos maduros que languidecen en mi nevera. No tan ocurrente como alguna mente perversa pudiera imaginar.

16. Tengo que hacer una Lista de 20 excusas para no ponerme a rascar la grasa de los armarios de la cocina.

17. Tengo que prepararme una sesión golfa con sinfín de youtubídeos de Marc Anthony y Beyonce, y bailar como una descosida en el salón, en bragas y sujetador, hasta que Jose llegue del trabajo y me desaloje para ver el España-Portugal.

18. Tengo que vengarme de tal desalojo a mi manera, o sea, recordándole una y otra vez, con ejemplos en directo, la supremacía física del varón luso sobre el hispano.

19. Tengo que aplicarle la Solución Definitiva a la cantidad de papelotes, avisos de Tráfico, recetas apuntadas con la letra de los lunes, direcciones de internet, tratamientos médicos, recortes de periódico, revistas que nunca leeré, fragmentos de escritura que sólo desarrollaré en casos de desesperación, listas de la compra, menús semanales, etc, que se acumulan en ese mueble que llamo escritorio, a la ligera, porque tengo el poco ergonómico vicio de escribir de rodillas y con el ordenador sobre la cama.

20. Tengo que mirarme ahora mismo en el espejo, y ver si se me nota en la cara la alegría como de travesura que siempre me provoca escribir a pesar de mí misma.

2 comentarios:

  1. Respecto al 4: Lo comparto, pero sustituyo la palabra "abundante" por "normal".
    Respecto al 15: Mira esta página: http://eldelantalverde.wordpress.com/2006/11/06/bizcocho-de-chocolate-y-almendras/
    Respecto a todo: Me gusta mucho!
    Besos
    Laura

    ResponderEliminar
  2. Me gustaria para otro futuro post, leer las 19 restantes razones que te motivan a la hora de ponerte a escribir.
    Besos saladísima.

    ResponderEliminar