viernes, 2 de marzo de 2012

Sobre gafas, dilemas y cosas pendientes


Esta tarde me he tirado una cantidad morbosa de tiempo mirándome la cara. Que, aunque no lo anoté en el post correspondiente, es una cosa que me da un pelín, sólo un pelín de grima. Porque yo miro este par de manos y soy capaz de llamarlas “mis manos”. Me miro los muslos, las rodillas, hasta los hombros, de uno en uno, y puedo reclamar ciertos títulos de propiedad sobre ellos. Pero ¿cuándo me veo la cara con seriedad, con firmeza, como si estuviera jugando con mi propio reflejo al juego de a ver quién se ríe antes? Por las mañanas me la lavo de manera entre alucinada y maquinal, reconociéndome con los dedos más que con los ojos. Maquillarme, ni me acuerdo cuándo fue la última vez, no porque me haya convertido en una radical feminista, ni en una mari de las de pa-quién-me-va- a-ver-si-mi-Manolo-ni-me-mira, sino porque desmaquillarme me parece un acto de sabotaje contra mí misma. Y, a lo largo del día, sólo obtengo imágenes sesgadas de mi propio rostro, las gafas burdeos, la boca llenita, lo suficiente para decirme “huy, qué mona”.

Sin embargo, cuando me toca mirarme de verdad, frente a frente, en plan western crepuscular, me da susto. Primero, por una cuestión demasiado filosófica como para que quiera continuar estudiándome (¿es acaso incapaz mi consciencia de reconocerse e introducirse en ese ente físico del espejo o de la fotografía?). Y segundo, porque las ojeras me van a llegar a los tobillos cualquier día de estos. Por favor, ¿cuántos matices del color carne – qué concepto más asqueroso – caben en una cara? Me miro y me dan ganas de lanzarme de manera maníaca contra la sección de cosmética del Corte Inglés. Y ya tenemos montado el bucle sin fin del “hagan lo que quiera en mi cara, señoritas de culo prieto de Max Factor” vs. “no, no, maquillaje, no”.

En fin, que me he mirado y me he requetemirado, y he sufrido estremecimientos metafísicos, y me he descubierto tal cantidad de pecas en la nariz, que lo mío parece cosa de mutación, y después de toda una era geológica, he conseguido decidirme por un par de gafas nuevas. Media tarde con dilemas propios de Hamlet, oiga ¿Estas de Carolina Herrera, elegantísimas pero sosas, como ella misma? ¿O estas de pasta negra, tan oh-yeah, tan de Barbie Bloguera? Que no está bien montado el negocio de la óptica, por cierto. Al menos para los miopes de calibre topo: es harto difícil probarse gafas sin llevar las gafas propias puestas. Por vergüenza, y porque he notado que al dependiente le estaba creciendo la barba, he terminado escogiendo las oh-yeah. Mañana, cuando las recoja, y no pueda esperar a pisar las aceras para ponérmelas, descubriré un mundo de sensaciones afiladas. Volveré a distinguir, a una distancia educada, las caras de la gente y, en ese momento, añoraré mis viejas gafas obsoletas, porque me daré cuenta de que la gente es mucho más fea de lo que yo creía. Con perdón.

A otra cosa. Tengo un Problema. Lo resumo:

  1. Me gusta escribir. Me divierte, le da enjundia a mi pensamiento. Me mantiene despierta. Me vuelve ocurrente en el día a día. Me pone duros los muslos. Fortalece mi voluntad. Me gusta tanto que quisiera hacerlo todos los días. Me gusta lo que eso tiene de desafío.
  2. A mis conexiones neuronales le van más las carreras de fondo que las de velocidad, lo que, unido a mi dispersión congénit,a hace que mi escritura sea lenta como el corazón de Indurain.
  3. No quiero escribir entre la hora de la cena y la de irme a la cama, porque, como ya he dicho, escribir me despierta. Demasiado. Me acuesto, y las neuronas siguen con todos los neones encendidos. Recuerdo que mi despertador suena a las 06:37 (la precisión minutera es cosa de mi compañero de cuarto).
  4. Intuyo que soy de natural polígamo. Me gusta escribir, sí, pero ¿y leer?, ¿y cocinar?, ¿y mover el cuerpo humano? ¿y todo lo que me queda por aprender y experimentar?
  5. Conclusión: ¿Qué hago para repartirme entre tantos amantes? ¿Cuándo escribo? ¿Cuándo leo? ¿Cuándo duermo? ¿Cuándo vivo?

Ahora ya sabéis la magnitud del Problema. A mí me gustaría recibir ayuda desinteresada, pero he descubierto en los espejitos inclementes de la óptica que me estoy haciendo vieja. Por eso se me ha ocurrido organizar un Concurso de Ideas. La persona que tenga a bien darme una respuesta que me convenza se llevará un post dedicado y una cajita de bombones de la tienda más fina de Graná

Y a estas alturas ya os estaréis diciendo “lo que habrá torcido esta mujer los ojos, donde las gafas, para venir como ha venido. ¿Qué tendrán que ver sus cuentos dióptricos con el Problema?” Tranquilos, que ya hilo. Resulta que son cerca de las once peeme, y yo no he escrito nada más que gilipolleces. Y que, por tanto, es hora de que nuestro amiguito el pájarocuco ocupe un nido fácil y cómodo. Y resulta que, después de mi largo encuentro conmigo misma en el espejo, me hallo especialmente narcisista. Así que no me queda otra que poner un huevo, no en un post ajeno en concreto, sino en todo un blog. Este tan cuqui de Aubrey and Me, que me voy a leer de cabo a rabo, a ver si encuentro el estilo en el vestir, el que sea, y si aprendo a hacer monerías varias, como editar fotos o hacer guirnalda de pompones. Nunca se sabe para qué pueden servir los talentos de una. El caso es que ayer, cuando me topé con él, me hizo gracia la lista de Cosas que Hacer Antes de Morir que aparece en su lateral izquierdo. En cuanto la vi, supe que podría ser un buen nido de emergencia. Así que al lío:

COSAS QUE HACER ANTES DE MORIR

  1. Hacer las cosas (por ejemplo, esta lista), con dedicación y un poco de gracia, a pesar de que no sean horas ( A partir de mañana. Total, todavía me quedan unos cincuenta años de vida, espero)
  2. Aprender a nadar.
  3. Hacer una travesía por el monte de un par de días,por lo menos, durmiendo al raso.
  4. Volver a bañarme de noche en la playa.
  5. Montar a caballo.
  6. Perderle el miedo al avión.
  7. Tener por lo menos tres amigos portugueses que me dejen casa para las vacaciones y me hablen portugués a todas horas.
  8. Aprender a coser, empezando por cogerle el bajo a los pantalones.
  9. Cambiar de trabajo.
  10. Vivir una semana completamente aislada, en un lugar saturado de silencio.
  11. Escribir todos los días.
  12. Arreglar una casa vieja y decorarla a mi gusto.
  13. Tener un huerto y paciencia para cuidarlo.
  14. Ir a Costa Rica.
  15. Tirarme en tirolina.
  16. Leerme todos los libros amarillos de Anagrama.
  17. Bailar toda una noche en la casa de alguien.
  18. Volver a ver a gente de la que me encandilé y, a pesar del tiempo, la indiferencia, el rechazo o el dolor, darle un abrazo.
  19. Hacer un viaje largo en autocaravana.
  20. Operarme la miopía.
  21. Aprender a usar martillo y taladro.
  22. Pasear bajo un chaparrón, con las manos en los bolsillos y sin paraguas (obviamente).
  23. ¿Un trío? Uf, qué lío de piernas. Mejor un idilio triple.
  24. Comprarme una cámara réflex y no aburrirme a los tres días de ella.
  25. Ver el desierto, sin las hordas de turistas de Túnez.
  26. Ser siempre honesta, alegre y enérgica.

(Iré añadiendo más conforme se me pase el sueño)


P.D. Abundando en el narcisismo: hoy me ha dado por empezar el Photo a Day ChallengePhoto a day Challenge, una iniciativa que anda por internet que consiste en hacer una foto al día, siguiendo un esquema dado (Tú/El desayuno/Algo que adores/.../ y así hasta 31 temas). Posiblemente el próximo día 1 de abril os encontréis con un post resumen de la experiencia. Ganas de hablar por no estar callado, que diría mi madre.

11 comentarios:

  1. Hola guapa:

    Deduzco de todos los puntos que enuncias que tu problema es que quieres escribir todos los días sin que te dé insomnio. Es un tema complicado. La respuesta que yo te daría es: ¿cuándo escribes cuando escribes? (nótese la sutileza de las tildes) Quiero decir, que los días que escribes ya has encontrado un hueco, ¿no? Pues extiéndelo al resto de los días.

    Respuestas más prácticas:
    1) Escribe antes de dormir, pero introduce una actividad entre la escritura y el sueño que te relaje. Un paseo, una ducha, unos minutitos de meditación tumbada.

    2) Acuéstate temprano y levántate (más) temprano. A mí esa solución nunca me sirvió; en primer lugar, porque escribir así por la mañana con esa tempranidad me ponía medio triste; en segundo, porque luego no quería despegarme del asiento para ir a currar. Pero hay quien lo hace.

    3) Escribe a la hora de la siesta. Si no la duermes, claro. Si la duermes, desacostúbrate a ella a base de café y paseo vigoroso.

    Lo que sí sé es que quien algo quiere, algo le cuesta, y que hay que sacrificar cosas. Sobre lo de ser de natural polígamo... bueno, a mí también me pasa, pero siempre recuerdo lo que me dijo J. una vez: para que algo te enseñe cosas sobre ti mismo y te aproveche hay que profundizar en ello. Yo ahora mismo he renunciado a hacer otras cosas para poder escribir mucho y escalar también mucho. ¿Que me encantaría dibujar/tocar el piano/cocinar/hacer macramé? Seguro. Pero no se puede tener todo.

    No sé si ganaré los bombones, pero me encantaría el post :)

    ¡Un abrazo!

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  2. Jo! ya ha escrito Marina y ya no hay quien escriba nada ni mejor ni con mas sentido..... asco de vida.... y eso que yo había leído el post antes, pero estaba trabajando.
    enfin, que le vamos a hacer
    yo lo que te iba a decir es que por que no evitas las imposiciones y haces estrictamente lo que te apetezca, pero es que yo estoy mas en la onda de relajar obligaciones, relajarme y escucharme a mi misma mas que en el momento productivo-generador de rutinas, igual es la edad.
    la idea era, no te agobies con lo que debes hacer, haz lo que te apetezca y disfruta de la vida que para obligaciones ya tienes las horas del curro, pero eso solo vale si no estás absoluta y totalmente convencida de que quieres escribir a diario, claro.
    yo también quiero un post, jo. de los bombones paso, que estoy en operación bikini ;)

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  3. Caracoles, muchachas, sois como el ángel y el demonio encima de los hombros. Voy a tener crudo la resolución del concurso!! Primaveritis, ¿tú has visto bien los bombones? Los hay hasta con curry, así que seguro que también tienen que tenerlos adaptables al bikini.

    A ver, mi tendencia natural tira más a la expuesta por Primaveritis, pero es que mi relajación se ha confundido más veces de las que me gusta reconocer con una pereza infame que me ha mantenido en la inopia vital mucho, mucho tiempo.

    Peero, Marina, el hueco de las tildes suele caer entre la hora de la merienda y la de la cena, y ese hueco corre mucho más rápido que mi mente de koala. Y además, por ahí he dejado dicho que si no muevo el culo cada poco, muero o mato, y por eso a esas horas me debato muchas veces entre el ordenador y el gimnasio (casi siempre pierde el culo). Lo malo es que al menos dos días por semana trabajo por la tarde. Yo intento arañar momentos en la oficina, pero no está bonito que lo diga, porque hay por aquí compañeros al acecho..Lo de levantarme antes de las 06:37..Ciencia ficción. Aunque hay muchas cosas que no he hecho todavía en la vida y que, sólo por eso me apetecen..

    Seguiremos estudiando los proyectos a concurso.

    Un beso a las dos (Primaveritis, mujer, Marina es una bestia de la escritura, pero todos los lectores sois iguales ante las bases del concurso)

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  4. Pues mira Silvia, hace poco leí una cosita que me llegó a la patata. Está en el libro de Maktub, de Paulo Coelho. Habla de una persona que tenía talentos para muchas cosas y que eso mismo era un handicap para él.Pues bien, termina diciendo el texto que no importa el camino que cojas porque todos ellos te llevan al mismo punto. Es decir, que todo lo que haces puede llevarte al mismo grado de satisfacción. Símplemente disfruta de lo que haces en el momento en que lo hagas y ya está. DE esa manera todo se va acoplando solito.
    Ánimo!.
    Besillos mil.
    Anónima Laura

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  5. Yo ya me presento fuera de concurso.

    A mi me gusta escribir, pero no me quita el sueño. Quizá sea demasiado pragmático, y durante un tiempo pensé que escribir para nada, es decir, para no publicar, para que apenas nadie te leyese, pues no tenía mucho sentido. Prefiría emplear el tiempo en otras cosas.

    Luego encontré esto del blog, y bueno, aunque sean pocos (escasos diría yo) los que me leen, pues ya es algo. Pero luego me di cuenta que estas entradas algún día podrían leerlas mis hijos dentro de mucho, mucho tiempo, y hoy por hoy, cuando escribo algo en el blog, de alguna forma, ya sea en mayor o menor medida, estoy pensado en ellos. Y con esa premisa, coordino el resto de las cosas. En general, lo que hao es restar horas de sueño para llevar todo lo que me gusta adelante, pero ¡con lo que me gusta dormir también!!!!

    Por cierto, si notas que te falta tiempo, si alguna vez decides aumentar el censo de tu casa, vas a alucinar. Un día, algunos meses después de tener a mi primer hijo, en un descanso que tuve en el sofa de mi casa, pense: "¿Y qué hacía yo antes con tanto tiempo libre??" Pero desd mi punto de vista, merece la pena.


    Adiossss.

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  6. Chica no te compliques,hay tiempo para todo.
    Después de la obligación, que es el trabajo,por orden de apetencias.Dirás que esto no te ayuda,pero no se me ocurre nada nuevo y que tú no sepas.
    Besos.

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  7. Anónimo entre comillas03 marzo, 2012 23:37

    Como creo que ya no hay más soluciones posibles que las dichas, a los tardíos sólo nos queda votar por alguna de ellas. Sabes que yo lo hago por la de Primaveritis. Creo que a estas alturas, aunque no te esfuerces de manera exagerada con la escritura, ya no volverás a tu antigua indolencia (sabes que te debes a tu público), así que ¡nada de obligaciones! si no quieres terminar huyendo de ello.
    Oye, ¿y cómo quedo ahora contigo con tus gafas nuevas? Tendré que ponerme bótox para que me reconozcas. Bueno, eso no, que nos daba grima...

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  8. Laurilla, a pesar del senhor Coelho, me encantas. Pero que esta declaración no se interprete como un punto a sumar en el concurso.

    Al que, Paco, entrarás, quieras o no quieras. Bueno, a mí sí que me quita un poco el sueño. No sólo porque me active el selebro, sino porque he decidido que es algo con lo que me gustaría estar realmente comprometida. ¿Aumentar el censo? Me conformo con un gato.

    Lectoraadicta, habría tiempo para todo si no tuviera que trabajar. Ya sabes lo que quiero decir.

    Comillas, tú también eres un pájaro cuco de las ideas, eh? Con mis nuevas gafas, tu belleza natural no hará más que acentuarse, dear (luego dirán por ahí que le doy jabón a los comentaristas)

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  9. yo creo que tus ganas de escribir modularan la relevancia de las otras tares.

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  10. Hija la escritura te pone duras las piernas¿como es eso?.

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  11. Madre, un chiste idiota al marzimo. Que cuando uno hace algo que le llena mentalmente, algo bueno debe de llevarse el cuerpo, no? Porque al revés pasa.

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