sábado, 31 de diciembre de 2011

Quemando los restos del año



Por fin he conseguido sentarme en el sofá. Por primera vez, hoy. Me he pasado dos horas trasteando en la cocina y, aunque parezca idiota, ha sido este momento de puro trabajo físico, en el que vuelvo a darme cuenta de que mi mano derecha no se coordina tan mal con la izquierda, y con el tic tac del reloj (bate los huevos con el azúcar, mientras se derrite el chocolate; mete el flan en el horno, cuenta los minutos: tiempo suficiente para picar la cebolla y los champiñones, y, y, y...¿y dónde se ha metido el pinche?), lo que me ha salvado el día. Llevo el puesto el chándal, y dudo que el trajín gastronómico me deje un poquito de energía para estrenar el precioso vestido negro que me regaló mi hermana, y para pintarme las pestañas. La idea de vestirme de fiesta parece más idiota todavía, porque no voy a ir a ninguna fiesta. Tengo las uñas hechas bicarbonato, que diría un viejo compañero de trabajo, y mi ropa interior, en estos momentos, es, a ver que mire, verde kiwi.

Mi cabeza se ha pasado todo el día escribiendo. Durante todo el trayecto silencioso hacia el hospital, donde el padre de Jose vuelve a asfixiarse, y en todas las horas arduas en la sala de espera de urgencias, yo escribía. Alegatos por mi libertad. Escenas de carretera. Oraciones de acatamiento y renuncia. Una sátira contra mis ilusiones. Una carta de amor. Un acto de arrepentimiento. La crónica por horas del último día del año. Ponía una frase tras otra, y así el revuelo de emociones se iba ordenando en párrafos. Fue entonces cuando sentí el alivio de haberme acostumbrado a esta herramienta de la escritura. Era como cuando los colores y las formas se van revelando en el trocito de papel blanco que luego será una fotografía. Era mucho más fácil entenderlo todo si podía leerlo. ¿Pienso, luego existo? Escribo, luego pienso.

Quién sabe, a lo mejor mañana, creeré conveniente copiar mi escritura cerebral en este tablón de anuncios. Lo que se escribe se hace sólido. Y lo sólido es algo con lo que puedes volver a toparte. O todo lo contrario: quizás, cuando me levante, temprano, y del suelo vuelva a levantarse el viejo cuento del borrón y cuenta nueva, me haya olvidado ya de todo lo que he estado escribiendo hoy, y de todas mis caídas en la frustración y de mis ascensiones. Puede que deje de hacerme la lista, y me ponga a idear, como mandan el telediario, las revistas femeninas y las colas en el Mercadona, un montón de propósitos: escribir sin volver a plantearme si eso tiene o no sentido. Echar a la basura la corazonada de que la fiesta está siempre en otro sitio. Dejar de pensar en los amigos invisibles. Hablar sin que importe que nadie vaya a escucharme. Estar aquí, aquí, aquí. Apuntarme otra vez a clases de danza del vientre, y a lo mejor a fotografía. Darle una patada a la Doctora León.

Pero mira qué hora es. Todavía tengo que hacer una vinagreta de mandarina. Montar los capuccinos de setas y los rollitos de queso. Desmoldar los flanes de chocolate. Ponerme las bragas de putón y un vestido. Pintarme los labios de rojo. Poner la mesa. Quitarle los huesos a las uvas de la idiocia. Recibir al cansado, al buen Jose en la puerta. El año se acaba. Voy a ser humilde y a creer en los ritos baratos.


7 comentarios:

  1. barramedeño visiblemente autoayudado31 diciembre, 2011 21:10

    Se me hace la boca agua leyendo vuestro menú de Nochevieja. ¡Qué delicia! Yo me he pasado todo el día limpiando la casita para recibir el Año Nuevo renovado y con buena onda. He quemado una barrita de incienso indio con olor a rosas y Jose y yo ya estamos duchaditos y oliendo a colonia. No he podido parar de pensar en todo el día en la nueva maceta de cerámica vidriada añil que quisiera a poner en el rellano de la escalera y sólo espero que en el vivero tengan las plantitas cuya preciosa composición imagino en mi cabeza. El horno está llenando pequeña morada de un olorcito a chocolate caliente... Acabo de rdecibir un mensaje para tomar una copa a la 1:00 en lugar inmundo: como que no. He preparado café de urgencia por si me adormilo a las 23:30 (un clásico). En fin, ¡qué viva el 2012! Besos y abrazos.

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  2. Anónimo entre comillas31 diciembre, 2011 23:35

    ¿Y si uno no consigue creer en los ritos -tampoco quiere calificarlos- no es humilde? Yo no he hecho nada para llegar a este descreimiento ni he pedido ser un "bicho raro". ¿Se sentirán más felices los que ahora están bajo los cohetes y petardos que suenan lejos de este barrio tranquilo? ¿Los que cenan como pantagrueles vestidos de fiesta y después se van a bailar? Nunca lo sabré. Cenaré sola y tranquila una cena que no me ha costado nada preparar pero que será excelente, eso seguro.

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  3. "...Algarrrobo!!..a los caballos!!..."02 enero, 2012 10:47

    Estupenda blogera literata!!..que feliz año!!..esperemos la pronta recuperación del padre del muchacho..y pedimos salud para todos...y un próspero año con Mariano,jejejej....
    Sin querer..parece que tienes otra faceta, aparte de la genial escribania, la culinaria...eso del flan de chocolate..o la vinagreta de madarina...suena muy bien...Has visto la pelicula esa..que no me acuerdo como se llama...de una chica que tenia un blog en internet y ponia la receta del dia..y se hacia famosa..

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  4. Barremedeño, lucero, adorable comentario.

    Mi anonimillas, lo de la humildad y los ritos no pretendía ser sociología. Sólo quería expresar que mi mismidad a veces se cansa de ver realidades desnudas y desmitificadas. Que a veces me agota el rictus adulto con el que nos oponemos a las tontadas. La lista de cosas absurdas que hacemos a lo largo de la vida es taan larga, que mirar los fuegos artificiales o hacer una cena de tres platos,cunado todas las demás noches me limito a una ensalada y un yogur,no quita ni añade nada. Que cada uno juegue a la felicidad con sus propias cartas. Y para bicho raro, el ornitorrinco.

    Y Algarrobo, si me estás proponiendo negocios bloguero-culinarios, te propongo lo siguiente: tú pones la cámara de fotos buena, y yo el sudor entre fogones

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  5. Después de leerte hago un propósito para en adelante:hacer más tontunerías-como tú las llamas-sin tanto miedo al ridículo...

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  6. "...Algarrobo!!...a los caballos!!..."03 enero, 2012 20:55

    ni media palabra más!!...mi cámara de fotos está escuchando la conversación....

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  7. Que se mejor el padre de Jose que es lo único que importa..., y habiendo salud debemos ser felices, con o sin tontunerias, eso da igual.

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